La primera Navidad que es tuya

Talavera de la Reina

Hay momentos que se clavan en el corazón sin que uno se dé cuenta. Uno de ellos es cuando un joven, por primera vez, decora su propia casa en Navidad. Puede ser con su pareja, con un amigo, o incluso en soledad… pero siempre hay algo que se enciende por dentro, algo que marca un antes y un después.

Porque no es solo poner un árbol. No es solo colgar unas luces.

Es asumir que la vida avanza.

Que ya no estás en la casa de tus padres, donde todo parecía eterno y seguro.

Es ese instante en el que te sorprendes pensando: “Ahora soy yo quien crea hogar.”

Y ahí, justo ahí, es donde nace la emoción verdadera.

La ilusión de los jóvenes —esa que a veces parece que el mundo intenta apagarles— vuelve a brillar cuando decoran su casa por primera vez. Es una mezcla de nostalgia por todo lo que dejan atrás y de esperanza por todo lo que empieza. Una risa que se te rompe un poco en la garganta porque sabes que estás creciendo, que estás construyendo tu vida con tus propias manos.

Se adornan paredes, sí…Pero también se adornan futuros.

Y lo más bonito de todo es que cada Navidad que venga, cada pequeño ritual, cada luz que enciendas, te devolverá a este momento. A esa primera vez. A ese nudo en el estómago, a ese orgullo silencioso, a esa lágrima que no cae pero se siente. Porque la Navidad, cuando comienza así, dignifica cada año que la sigue.

Dedicado todos los que decoran su casa por primera vez: ojalá, sepáis que ese gesto sencillo es un acto de amor hacia vosotros mismos.

Ojalá sintáis que cada adorno es también un sueño que se coloca en su sitio.

Y ojalá esta Navidad, la primera de muchas, os encuentre con el corazón encendido… aunque sea de emoción contenida.