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De Ciudad Real a Tinduf: 20 años de una educación que traspasa fronteras y crea vínculos para siempre

Desde el curso 2002-2003, estudiantes de Magisterio de la UCLM viajan hasta los campamentos de refugiados saharauis para realizar un programa de prácticas que va más allá de lo académico

De Ciudad Real a Tinduf: 20 años de una educación que traspasa fronteras

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Enseñar pero, sobre todo, aprender. Con esos dos objetivos la Facultad de Educación de Ciudad Real volverá a emprender viaje este curso hasta los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf. Se trata de un programa de prácticas que, nació en el curso 2002-2003 y que, desde entonces, se ha consolidado como una experiencia académica y humana que no aparece en los manuales, pero que realmente enseña.

Pedro Salido, decano de la Facultad, ha explicado que la iniciativa surgió de las conversaciones de hace más de veinte años entre el decanato y la Diputación de Ciudad Real. Desde aquel momento, año tras año, salvo los parones obligados por circunstancias políticas o por la pandemia, grupos numerosos de futuros maestros viajan al desierto argelino para convivir y trabajar en las escuelas de los campamentos.

Aunque las cifras de esta edición aún se están cerrando, el decano ha adelantado que la participación se mantendrá en torno a los números habituales, con unos 50-60 estudiantes, más un grupo de coordinadores y coordinadoras. Estos coordinadores son maestros en ejercicio que ya han pasado por el programa y que acuden gracias a que la Delegación Provincial les permite desplazarse renunciando a su sueldo durante ese mes.

Más allá del trabajo en los centros, compensa por el valor humano de la experiencia. Los estudiantes conviven con familias saharauis que "les dan todo lo que tienen" y que regresan a España hablando de "su madre, de sus hermanos", como si hubieran formado un vínculo familiar real durante esas semanas. El alumnado que se anima a viajar comparte un fuerte compromiso social y muchas ganas de "aportar, colaborar y dar lo mejor que tienen también en otros contextos".

En el terreno estrictamente educativo, las prácticas suponen un reto. Los futuros docentes deben adaptarse a un entorno donde los recursos son muy limitados. Por eso, desarrollan competencias docentes y creativas que difícilmente podrían adquirir en un colegio convencional de Castilla-La Mancha. A lo largo del curso, desde septiembre, dos coordinadoras se encargan de formar al grupo y de diseñar el proyecto educativo que se aplicará en los campamentos. Entre las actividades habituales, clases de lengua española para alumnado de primaria y secundaria, talleres centrados en la psicomotricidad fina, el trabajo grupal o las normas de convivencia, actividades de educación física y propuestas artísticas y musicales orientadas también a reforzar el aprendizaje del castellano. A través de la convivencia con docentes y familias saharauis, los estudiantes aprenden costumbres, formas de comunicación y modos de vida propios de una cultura diferente.

El viaje incluye igualmente un acercamiento a la realidad social y política del pueblo saharaui. Sobre este aspecto, Salido ha afirmado que quienes participan "vuelven con una mirada diferente" y que ese compromiso se mantiene en el tiempo. Ha puesto como ejemplo la asociación Mualim, formada por antiguos estudiantes de la facultad, que continúa colaborando con el proyecto una vez finalizada su etapa universitaria.

Coordinar un despliegue de esta magnitud tampoco es sencillo. El equipo del vicedecanato de prácticas y las coordinadoras asumen una compleja gestión logística: vuelos, visados, pasaportes, cuestiones médicas y de vacunación, y todo ello para un grupo que en ocasiones roza las ochenta personas. "Es un proceso muy largo", ha reconocido, aunque la satisfacción final compensa cualquier dificultad.

Este año, el viaje se retrasará hasta abril para no coincidir con el mes de Ramadán. Las fechas aún no son definitivas, pero la previsión es viajar en la primera semana de ese mes. Un viaje que, saldrá una vez más, gracias al apoyo continuado de la Diputación Provincial de Ciudad Real, así como el respaldo del rectorado, la Universidad de Castilla-La Mancha y las Cortes Regionales, que aportan financiación para la compra de materiales escolares y deportivos que se quedan en los campamentos durante todo el año.

 

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