Otra vez la pesadumbre

Talavera de la Reina

Según los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística, la población de Talavera desciende y envejece. Dos pésimos datos para la ciudad.

Lo que anima a la gente a vivir en un sitio es una mezcla de perspectivas de futuro y calidad de servicios. Las perspectivas tienen que ver con la posibilidad de desarrollo laboral y profesional en condiciones dignas y con posibilidad real de progreso y crecimiento.

La calidad de los servicios depende de las necesidades de los ciudadanos, de la eficacia en cubrir esas necesidades por los poderes públicos, de la fiabilidad de su permanencia en el tiempo y de una gobernanza eficaz, cercana y previsible.

Cuando los ciudadanos sienten que la ciudad en al que vive cubre sus necesidades sociales y laborales y que pueden desarrollar su vida familiar y profesional sin contratiempos o altibajos importantes, crece la confianza y crece el arraigo. Pero cuando no hay perspectivas de trabajo, o lo que se ofrece es de baja calidad y con poco desarrollo, todo se tambalea.

Los buenos profesionales buscan otros destinos, las empresas no encuentran alicientes en una ciudad con una población que envejece y con un poder adquisitivo en retroceso y todo junto configura una ciudad pobre, lánguida y sin futuro.

Esto es lo que ha conseguido un gobierno mediocre, con más parafernalia que ideas y con más arrogancia que inteligencia. Decir hasta la saciedad que Talavera es una ciudad de primera, solo sirve para llenar discursos vacíos, pero no llena las cales de gente, de vida ni de futuro.

Los datos de población de este final de año son pésimo y terribles porque indican que volvemos a la pesadumbre que habíamos superado. A ver con qué bandera tapamos esto.