Opinión

Banderas de ropa tendida

A Jorge. A Robe

La mirada de Toledo: Banderas de ropa tendida (16/12/2025)

Toledo (Toledo)

Buenos días, Carlos. Buenos días, oyentes.

No tocaba la guitarra, la empuñaba con rabia en cada acorde desde que descubrió que el tipo de ese de su espejo -el de la cara de conejo- le escupía cada día una realidad que siempre se negó a seguir. Nos hemos enterado de su apellido por su esquela; era Jorge Ilegales allá donde se impusiera la arrogancia de su metro noventa, su mirada torva y amenazadora o el golpe directo de sus letras. “Peinarse es de hijos de puta”, dijo una vez.

Rock, casi punk, de verdades crudas y a la cara, sin complejos ni tapujos y sin someter las canciones al imperio de las rimas que tanto odiaba; compuso “Soy un macarra” precisamente para reírse de los cantautores tan de moda en los 80. Cómo vamos a echar de menos el sonido de su guitarra, sus versos rijosos y, sobre todo, la chulería de quien se enfrentó a la vida sin nada más que cuatro Ilegales y su música tratando de sobrevivir a unos tiempos tan nuevos como salvajes.

Robe era otra cosa; un poeta, dicen. Tenía el don de que hacerte creer que cada canción era para ti y sólo para ti. Cada frase la había escrito pensando en tu vida, tus miedos, tus subidones o en tus mierdas, en tus besos o tus bajones. Y si no, cada verso era para que se lo regalaras a alguien que te venía a la cabeza en cuanto empezaba la canción. Militante de lo sencillo, de la parte importante de lo cotidiano; activista de los suyos y luchador, guitarra y versos en mano, contra cualquiera que oprima a otro. Y todo eso, con la coherencia que da el saber que no te has vendido a nada ni a nadie. “Las banderas de mi casa son la ropa tendía”, cantaba en los 90.

Soy un descreído de todo lo que tenga que ver con cielos, paraísos, destinos, vidas eternas y otras glorias, pero a veces reconozco que caigo en la tentación de imaginar un lugar especial, una especie de nirvana de música y cerveza, un bareto mal iluminado con una tarima desvencijada a modo de escenario al que cada noche suban a tocar los grandes, mis grandes: Pepe Risi, que mató el silencio en las calles de Madrid, el mayor de los Urquijo bebiendo hasta perder el control, Antonio Vega buscando sol, espiga y deseo y ahora Robe insistiendo que si te vas, nos quedamos todos en esta calle sin salida.

Y al fondo, en la parte oscura de la barra, Jorge Ilegales encarándose con algún imbécil mientras afina su guitarra.

Hasta el martes que viene. Besos.

Javi Mateo

Javier Mateo

Educador social y exconcejal del Ayuntamiento...