Solsticio de invierno en Villar de Olalla: una ruta entre paisaje, historia y tradición
La asociación cultural CuenCANP celebra la llegada del invierno con una excursión por parajes cercanos a esta localidad conquense

Solsticio de invierno en Villar de Olalla: una ruta entre paisaje, historia y tradición
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Cuenca
El entorno de Villar de Olalla, a apenas nueve kilómetros de Cuenca capital, será este sábado 20 de diciembre el escenario de una ruta de senderismo muy especial organizada por la Asociación Cultural CuenCANP, con motivo de la celebración del solsticio de invierno. Una propuesta que combina naturaleza, patrimonio y divulgación, guiada por el presidente de la asociación, Francisco Javier Rodríguez Laguía, como nos ha contado en el espacio Caminos, naturaleza y patrimonio que emitimos en Hoy por Hoy Cuenca.
“La celebración del solsticio es una tradición que nos gusta mantener todos los años, incluso en esta estación fría”, explica Rodríguez Laguía. “El término viene del latín solstitium y hace referencia a ese momento en el que el sol parece detenerse, situándose en el trópico de Capricornio. Es el día más corto del año y la noche más larga, y eso tiene un impacto directo en el clima y en la forma en que percibimos la luz”.
La cita para los participantes será a las 9:30 de la mañana, en la calle de la Fuente de Villar de Olalla, un punto sencillo de localizar a la entrada del municipio. Desde allí arrancará un itinerario circular, en sentido horario, de algo menos de diez kilómetros, accesible pero con algunos tramos que requieren precaución.


Un municipio con raíces medievales
Antes de echar a andar, el recorrido permite contextualizar el lugar. Villar de Olalla es una localidad fundada en el siglo XIII, en pleno avance cristiano hacia el sur. “El nombre de Villar es común a muchas poblaciones de la época, mientras que Olalla parece derivar de un término musulmán relacionado con la vega, en referencia a las tierras fértiles que forma el río San Martín”, señala Rodríguez Laguía.
Hoy, el municipio agrupa varias pedanías como Barbalimpia, Villarejo Seco u Ortizuela, además de antiguos caseríos y despoblados como el Palancar de Arriba y de Abajo, el Yesar de la Sierra o la Casa Caballeros, testigos de un poblamiento histórico muy disperso.
Acompañados por el agua
Nada más comenzar la marcha, la ruta cruza el río San Martín, eje natural de la vega que se extiende junto al pueblo y que nace en las inmediaciones de la urbanización Cañada Molina. Poco después, los senderistas encontrarán una fuente tranquila, ideal para cargar agua, junto al arroyo del Hocino, que acompañará buena parte del trayecto.
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“Es curioso cómo el nombre del Hocino nos remite a las hoces tan características del paisaje conquense”, apunta el presidente de CuenCANP. El camino coincide durante un tramo con la etapa 7 del Camino Natural del Río Júcar, entre Villar de Olalla y La Parra de las Vegas, antes de continuar por la margen izquierda del arroyo.
A los 2,2 kilómetros, el itinerario enlaza con el camino del Cahorzo, un término antiguo que, según el diccionario histórico de la lengua española, hace referencia a un remanso o charco en un río. Desde allí se alcanza la conocida Puerta del Hocino, dominada por la cantera del mismo nombre. “Desde lejos parece menos imponente, pero cuando te sitúas a sus pies sorprende el tamaño; es como una gran herida abierta en la loma”, describe Rodríguez Laguía.


El punto más alto y el descenso
La ruta continúa entre el Puntal del Hocino y los cerros de San Cristóbal y Mingo Andrés, con altitudes similares a las sierras que rodean la ciudad de Cuenca. En este punto se alcanza la cota máxima del recorrido, a 1.044 metros, rodeados de escasa tierra de labor y pinar de pino laricio.
A partir del kilómetro 5 comienza el descenso, uno de los tramos más delicados. “Aquí es recomendable llevar bastón, porque el camino se convierte en senda, con piedra suelta, y es fácil perder el equilibrio”, advierte el guía. La bajada discurre por la Rambla del Cahorzo, hasta alcanzar la carretera N-420, que coincide con la histórica Cañada Real de los Chorros. Sin llegar a cruzar la carretera, el grupo gira hacia el este por el camino de Valdeganga, regresando a Villar de Olalla.
Patrimonio y final de ruta
El paseo concluye ascendiendo por la calle Real hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad, situada en lo alto del casco urbano. El acceso por la calle del Castillo invita a pensar en la existencia de una antigua fortaleza defensiva en este enclave estratégico. Además, los participantes podrán visitar la ermita de la Virgen del Villar, gracias a la colaboración de vecinos del municipio.
“Nos gusta que estas rutas no sean solo caminar”, concluye Francisco Javier Rodríguez Laguía. “Queremos que la gente entienda el paisaje, conozca la historia del lugar y sienta que forma parte de una tradición que une naturaleza y cultura”.
Una propuesta cercana, completa y con sabor local para dar la bienvenida al invierno paso a paso.

Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...




