Lotería de Navidad
No es que hayas perdido, es que has participado, un año más, en el mayor ritual colectivo del país

La mirada de Toledo: Lotería de Navidad (22/12/2025)
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Toledo (Toledo)
Hoy es 22 de diciembre. Ese día del año en el que España entera entra en un estado mental colectivo difícil de explicar, pero muy fácil de reconocer. Un día en el que nadie trabaja del todo, pero todo el mundo está pendiente de unos niños cantando números que, misteriosamente, nunca son los tuyos.
La Lotería de Navidad no es un sorteo. Es un ritual social. Un experimento sociológico a gran escala. Porque aquí no se juega para ganar. Se juega por si acaso. Por si acaso toca, por si acaso soy la única que no compra y luego toca. Y es fascinante cómo, durante unas horas, se suspenden las leyes de la probabilidad y se activa el pensamiento mágico. Personas que no creen en nada, creen firmemente en la administración de siempre, en el número feo, en el número que sale poco, en el número que ese año tiene buenas vibraciones, en el número preferido en el que jugaba tu abuelo.
La Lotería de Navidad también es una lección acelerada de sociabilidad obligatoria. Décimos compartidos con compañeros de trabajo a los que apenas saludas el resto del año, grupos de WhatsApp que resucitan solo para confirmar que no ha tocado. Y ese mensaje final, inevitable, que dice, bueno, al menos tenemos salud. La frase comodín nacional para gestionar la decepción colectiva. Durante unas horas somos iguales. La jefa, el becario, la vecina del tercero y tu cuñado. Todos mirando la pantalla con la misma mezcla de esperanza y resignación. La ilusión democratizada a 20 euros por cabeza. Eso sí, la igualdad dura poco, normalmente hasta las doce y media de la tarde o en su caso, hasta que sale el gordo de Navidad.
Y luego llega el segundo acto, el análisis del fracaso. Que si ya se sabía yo, que si nunca toca aquí, que si esto está todo amañado, que si el año que viene compro más números. Y ahí seguimos, reproduciendo el ciclo perfecto de fe, caída y renovación, eso sí, como sociedad madura y racional, faltaría más.
La Lotería de Navidad en realidad y en general no arregla nada, pero entretiene bastante, no cambia vidas, pero nos da conversación, no redistribuye riqueza, pero redistribuye audios de WhatsApp. Y durante unas horas nos permite pensar que el azar podría hacer lo que la política, la economía o el esfuerzo personal no suelen hacer. Y seguimos jugando no porque creamos de verdad que nos va a tocar, sino porque es tradición, por costumbre, como las uvas, como las promesas que nos hacemos cada año nuevo.
Así que, si hoy no te ha tocado, tranquila, tranquilo, no es que hayas perdido, es que has participado, un año más, en el mayor ritual colectivo del país. Y mañana… mañana ya volvemos a la realidad. Pero hoy, vuelve a mirar el décimo una vez más, por si acaso.

Natalia Simón
Directora del departamento de Filosofía, Antropología, Sociología y Estética de la UCLM




