Un documental para la pervivencia de ritos ancestrales de la provincia de Ávila

Ávila

Cada domingo de carnaval las calles de Navalosa (360 habitantes), son tomadas por los cucurrumachos, unos seres horrendos cuya razón de ser es la de asustar a la población mientras hacen un ruido ensordecedor con los cencerros que cuelgan de sus cinturones. Y sin duda lo consiguen con la ayuda de sus máscaras de madera, que adornan con una cornamenta y unas pelambreras realizadas a base de crines y colas de caballo. Esta fiesta, que en febrero fue declarada de Interés Turístico Regional, no corre el riesgo de desaparecer y ser olvidada. Pero otros ritos que forman parte de la cultura tradicional de la provincia sí pueden ser olvidados porque poco a poco nos van dejando las personas que las conocieron y que pueden dar testimonio de cómo se celebraban.

"Debemos de ser conscientes de que estamos en un momento límite para recoger documentalmente la memoria de nuestros mayores y la tradición oral que han servido de base para la restauración de este patrimonio inmaterial", explica Eduardo Duque, diputado responsable del área de Cultura de la Diputación Provincial que junto con la Asociación Mascarávila ha producido un documental de unos 90 minutos de duración que se presentará próximamente y donde aparecen las mascaradas de las que se tiene noticia.

Tradiciones como los zarramaches se celebran en Casavieja el 3 de febrero, fiesta de San Blas. Los mozos visten de blanco con una tela sobre la cabeza con agujeros en ojos y nariz. Llevan un cinturón con tres cencerros para hacer ruido y un gorro de mimbre con cintas de colores. Llevan una vara y una naranja y persiguen a los niños de la localidad. Tanto los cucurrumachos como los zarramaches han sido reconocidos Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León.

En Pedro Bernardo, en el año 2013, la Asociación Siempre Viva decide recuperar la tradición de "los machurreros" y colaborar con otros municipios con fiestas similares que se habían ido perdiendo.

La presentación del documental se hará después de la VI edición de Mascarávila que se celebra el 21 de mayo en Navalacruz. Pedro Granado, presidente de la Asociación Mascarávila dice que será una edición muy especial tras dos años de parón por el Covid. De hecho se va a rendir homenaje a uno de los impulsores, a Senén Fernández, que falleció en el año 2020 en los peores momentos de la pandemia. Se espera la participación de unas 800 personas y se podrán ver las mascaradas de los siete municipios que dieron lugar a este Festival de Máscaras y Danzas y habrá también ejemplos de algunas de esas tradiciones que están aún en proceso de recuperación como los Gamusinos de Villatoro o las vaquillas de varios municipios.