Pereira

León

Tal día como ayer cumplió el Excmo. señor Don Antonio Pereira la excelente cifra de 99 Abriles y me dicen que lo vieron pasear a la caída de la tarde por la orilla del Burbia , cerca de la colegiata. Iba acompañado de una ninfa meridional a la que llama Úrsula entre susurros. No es locura pensar que se metiera huyendo del calor por el callejón del Agua, donde , si uno afina el oído, puede escuchar aún las confesiones vespertinas de las monjas. Es verosímil imaginar que el cuentista hubiera pergeñado alguna maldad sobre la fraternidad entre las hermanas y el hermano confesor. El humor era el plasma que alimentaba las venas del poeta, su manera de vivir y sobrevivir la vida.

Hace muchos años dio una conferencia en la Escuela de Magisterio sobre el oficio de escribir , que acabó derivando, como ocurría siempre con Pereira en un filandón donde se entreveran notas autobiográficas , picardías adolescentes y algunas ideas sobre qué es un libro y para qué sirve. Ni que decir tiene que se metió al auditorio en el bolsillo en cinco minutos y nos contó lo que le dio la gana pero vestido con aquella lengua magnética que atrapaba cómo la imagen de un rayo. Porque el maestro Pereira tenía el don del cuento, de la palabra , del filandón y por eso cada vez que leemos un cuento suyo escuchamos esa voz eterna que viene de la tierra antigua para hechizarnos de nuevo.

Al acabar , algunos estudiantes, futuros maestros , le preguntamos por el instrumento mágico para conseguir que nuestros infantes se engancharan a la literatura. El venerable nos miró desde aquellos ojos acuosos y concluyo:

-Ustedes solo tienen que leer con ellos, leer en voz alta, leer juntos, enseñarles a leer ….Sólo eso: la literatura hará el resto.

Cuando tropiezo con algún apóstol de las nuevas pedagogías, esa caterva de diletantes disfrazados de sabios, siempre me acuerdo del maestro Pereira y de lo que se reiría de estos eruditos a la violeta, mientras caminaba y liaba un cigarro por algún camino lleno de cerezos en la república de los almendros.