Destrozos, peleas y nula seguridad: Alcaldes de la Ribera del Duero claman contra el vandalismo y el 'Festibús'

Ribera del Duero

Los jóvenes de Aranda y la comarca encontraron antes de la pandemia una magnífica oportunidad para poderse desplazar a las fiestas de verano de los pueblos por un módico precio y no tener que depender de padres, taxis o coches propios (con lo que reduce también el riesgo de accidente por conducir con alcohol al volante): el 'Festibús'. Una iniciativa que se da en toda España pero que varias empresas de transporte han desarrollado en los últimos años en la zona y que está bien vista por los padres... pero no tanto por quienes 'recepcionan' a los jóvenes 'turistas'.

Varios alcaldes de la Ribera han puesto el grito en el cielo en más de una ocasión por las meadas, destrozos y peleas que se generan en sus tranquilos pueblos en las fiestas, motivadas en gran parte dicen -no se puede ni debe generalizar- por quienes acuden a ellas en estos desplazamientos: En algunos casos, hasta 7 u 8 autobuses han salido de Aranda, por poner ejemplos, a las fiestas de algunos pueblos. Sin embargo, a veces también es la propia gente del pueblo la que realiza esos destrozos. Y lo peor, denuncian, es que contra todos los problemas expuestos con anterioridad, no hay ley ni seguridad que actúe, y es difícil averiguar quién ha sido.

Este miércoles en la SER el alcalde de Gumiel de Izán, pueblo en el que han arrancado cuatro cruces del vía crucis, y Javier Mateo, de la Asociación Cultural La Olma de Santa Cruz de la Salceda, donde hubo y habrá fiestas recientemente con buses organizados, han intercambiado sus pareceres, preocupados por esta escala de sucesos que tras la pandemia se han reanudado y que esperan pueda tener fin.

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"No sé si merece la pena hacer fiestas"

"Vienen autobuses desde Aranda con gente joven, cargados con sus bolsas de bebida, con cristal y demás. Si fuese solo la suciedad vale, pero son destrozos, orines, da igual que sea la iglesia o no, no han dejado un tiesto vivo en el pueblo, farolas rotas... No sé si merece la pena hacer fiestas para que dejen los pueblos así", explica Mateo. "Todos tenemos muchas ganas de fiesta, pero ¿a qué precio? Todos hemos sido jóvenes y disfrutado de los pueblos, y hemos hecho botellón, pero una cosa es eso y otro destrozar todo el pueblo", añade, preocupado porque este fin de semana vuelve a haber fiesta en Santa Cruz y "vuelven los autobuses". A mayores, encima, explica que "a los pocos coches que quedan en el pueblo algunos les ponen cristales delante para que al moverlos pinchen la rueda".

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"Aquí nunca nadie hace nada pero los destrozos están ahí"

En Gumiel ni siquiera han sido las fiestas, pero los destrozos se han producido igual, entiende su alcalde, que por parte de alguien del pueblo. "Estoy de acuerdo con Javier y todos los alcaldes pensamos que esto hay que cortarlo. Tenemos que concienciarnos desde casa los padres de que nuestros hijos pueden ser. Aquí nunca nadie hace nada pero los destrozos están ahí; lo peor es que aquí no han empezado las fiestas y ya nos han arrancado cuatro cruces del viacrucis de cuajo. Han arrancado también cuatro bancos, tirado piedras al tejado. Y un vecino me comentaba hace unos días que tiene la parte delantera de su coche destrozada porque se han puesto a bailar encima de él. Esto es un desastre, y como no cortemos sobre todo en casa, va a ir a peor", expresa, preocupado porque "solo acaba de empezar el verano" y "esto va a más":

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Sobre el problema de seguridad, Briones explica que "la Guardia Civil se siente indefensa porque les llamamos pero no pueden hacer mucho, además les insultan" y que los Ayuntamientos "no pueden hacer nada". Entiende Mateo que "debe haber alguien para controlar el volumen de gente que en muchos casos es grande", pero ven difícil luchar ante un problema sin clara solución que, además, genera en ocasiones problemas de convivencia en el pueblo por acusaciones o insinuaciones.