Debemos mucha gratitud
La firma de Evaristo Arzalluz
Debemos mucha gratitud
Ribera del Duero
Me parece de justicia, ahora que comienza el verano, dedicar esta columna de opinión a nuestros servicios sanitarios de urgencias. Porque en verano, la población aumenta con los veraneantes, y también las patologías. A veces se agudizan. Cuando uno va a urgencias, te revisan de arriba abajo, te hacen las pruebas que haga falta: electrocardiograma, radiografía, analítica… Lo que haga falta. Hasta dar con lo que te ocurre y hasta dar con el tratamiento. Y si no has resultado y tienes que volver al día siguiente te vuelven a mirar como si fuera la primera vez. Pero no descansan hasta resolver la cuestión.
Los profesionales que nos atienden en urgencias: médicos, enfermeras, auxiliares, celadores… Son gente muy preparada, atienden desde una conjuntivitis hasta una parada cardiorrespiratoria. Lo que haga falta, son capaces de intubar, de poner medicación intravenosa, de coser una herida… realmente su formación es impresionante. Me gustaría que un día pasarais unas horas en un servicio de urgencias, escondidos en un armario, mirando por una rendija. Es impresionante la cantidad de gente viniendo y yendo, y cada uno sabe lo que tiene que hacer. Órdenes que van y vienen. Impresionante. Es un enjambre de personal y cada uno sabe lo que tiene que hacer. Eso no se aprende la facultad, eso se aprende la práctica, luchando por los enfermos todos los días…
Nuestros servicios de urgencias están formados por profesionales que han estudiado muchos años, profesionales que empalman muchas horas seguidas, muchas horas sin dormir. Te llevas muchas veces los problemas a casa… Y cuando parece que estás agotado y caes en la cama no puedes dormir porque tienes en la cabeza a ese paciente que no sabes qué hacer con él. Y luego están también nuestros compañeros de las ambulancias, del 112 que es realmente llamativo el cariño con el que atienden a los pacientes, los bajan de su casa en ambulancia, de la ambulancia a las urgencias, y sin un mal gesto. Y a veces, cuando nos atienden a nosotros antes han atendido a otros 15, y podrían tener derecho a quejarse un poco, a descansar, y sin embargo ahí están. 24 horas al día. Siete días a la semana. Cuando haga falta, lo que haga falta.
Eso nos da una seguridad, una tranquilidad de saber que estamos respaldados, atendidos, estemos donde estemos en el último confín de la Ribera, porque allí van a llegar las ambulancias y nos van a llevar al servicio de urgencias y se van a volcar con nosotros. ¿Que a veces toca esperar un poco? Pues sí, a veces toca esperar un poco, porque las urgencias del hospital tienen un espacio muy reducido y porque las urgencias, como su propio nombre indica, son urgencias. A veces se acumulan, y otras no. Si te toca un momento malo, tienes que esperar, evidentemente.
Creo que todos, es una experiencia común, debemos mucha gratitud a los servicios de urgencias, tanto del hospital, como de las ambulancias que nos trasladan hasta allí. Un saludo y feliz verano