Damián Castaño corta una oreja en Cuéllar en un festejo soso

Cuéllar

Inicio de la corrida muy emotivo con la cirujana de la plaza y de los encierros, Marta Pérez López, y a su equipo médico, por la intervención que realizaron al torero Manuel Diosleguarde, tras recibir una cornada de 25 centímetros en su muslo derecho.

Primer toro y primera incidencia. Tan solo le había dado un par de pases con el capote Fernando Robleño y el toro ha empezado a renquear de las patas traseras. Con la plaza pitando durante algún que otro minuto y con los picadores ya en la plaza, el presidente ha sacado el pañuelo verde lo que daba entrada al toro sobrero. Un sobrero que de nombre "Notario" dio poca fe de bravura. Apenas dos tandas y dejó de embestir. Con la espada Robleño fallo en tres ocasiones y a la cuarta le propinó la certera.

Manuel Escribano recibió al primero de su lote de rodillas, un astado que tras ser picado quedó cojo de las patas de atrás. El diestro, que dedicó la faena al equipo médico de la plaza, sacó provecho del astado de Partido de Resina dándole mucho espacio entre cada pase. No estuvo mal con la espada pero la faena no dió para trofeo.

El tercero de la tarde, cárdeno y de nombre "Profesor" fue el primero de la tarde para Damián Castaño. Una faena que de haber matado bien hubiera tenido premio asegurado. Dedicó al público la estocada, que erró en dos ocasiones, y a la tercera y tras algún que otro puntillazo, cayó un toro que demostró bravura desde que salió a la plaza.

El cuarto, negro y de buenas hechuras, fue un toro insulso del que Robleño poco pudo sacar. Dos intentos fallidos con la espada, y a la tercera una buena estocada con la que cayó el toro al momento.

"Chicharrero", el quinto de esta segunda corrida de la feria de Cuéllar, mostró su bravura desde que salió al coso, tanto que a punto estuvo de tirar al caballo en la suerte de varas. Un toro del que no supo sacar provecho Escribano. Y tras tres o cuatro tandas sin mucha emoción, y tres o cuatro intentos de estocada, a la quinta fue la vencida y cayó el astado. Cayó pero lo hizo con los silbidos del respetable por la forma en la que lo mató.

Prometía el último de la tarde tras la buena actuación con la muleta de Castaño en el primero de su lote. Y así fue. Una faena que era merecedora de premio fue compensada gracias a una estocada, que aunque no fue perfecta, sirvió junto con un puntillazo, para que el toro cayera. Una oreja para el triunfador de la tarde. Que de haber matado bien al primero hubiera salido a hombros seguro.