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Cuatro astados llegan a la plaza de toros de Cuéllar en un cuarto encierro lento y peligroso

Dos de los astados de Lora Sangrán han sido sedados, uno de ellos nada más salir de corrales y el otro en la plaza de la Soledad

Toro de Lora Sangrán embistiendo contra los vehículos en la zona de la suelta del encierro de Cuéllar / Ángel Sanz

Cuéllar

A las nueve y veinte minutos de la mañana hacían entrada en el recorrido urbano las reses de la ganadería de Lora Sangrán del cuarto encierro de las fiestas de Cuéllar. De nuevo un encierro con mucho peligro en la suelta, disgregado en el recorrido urbano, y con dos toros sedados sin finalizar el mismo.

En la suelta se han vivido momentos de muchísima tensión y peligro porque uno de los toros, nada más pasar la puerta, ha emprendido la carrera hacia la izquierda, en la zona donde estaban colocados alguno de los espectadores.

Ha embestido a uno de ellos con la suerte de que ha quedado entre los cuernos del astado. El toro ha continuado su camino hacia la zona donde están colocadas las ambulancias y los demás vehículos de servicio que hacen de barrera para que el toro no se escape. El astado ha reventado la rueda de una ambulancia todo terreno, también los cristales del vehículo y ha ocasionado algún desperfecto más.

Ambulancia todo terreno con los daños que ha ocasionado el toro en el cuarto encierro de Cuéllar / Francisco Martín

Varios cabestros y algún caballista han tratado de conducir al toro, pero el animal, magullado por cornadas de sus hermanos, tal y como ha confirmado José Luis Mayoral, director de campo del encierro, en principio durante la noche, han llevado a la organización a tomar la decisión de sedar al animal.

El resto de la manada, en decir, cinco de los astados, hacían su entrada en el recorrido urbano, como en el encierro de ayer, antes de lo previsto. Llegaban separados y muy cansados. El tramo por las calles de Cuéllar ha sido lento y disgregado. A la plaza llegaba en primer lugar un toro castaño, e inmediatamente le seguían varios mansos que dirigían a otro de los astados, en este caso uno negro.

A la par que hacían entrada en el coso cuellarano los dos primeros toros, en el embudo se vivían situaciones de peligro porque uno de los animales se ha dado la vuelta y ha embestido en varias ocasiones al vallado que trata de encauzar el ganado hacia el pueblo. Una zona, la del embudo, en la que los toros también han pasado con varios minutos de separación.

En la puerta de la plaza de toros, han trascurrido en torno a 15 minutos desde la llegada del segundo y el tercer toro. Este astado, negro, entraba, y de nuevo un parón en el encierro, en este caso mayor, de unos 20 o 25 minutos. Tiempo en el que la organización decidía sacar a los mansos en búsqueda de los dos astados restantes.

Salían los cabestros de la plaza y volvían a la misma sin realizar su cometido. Pero gracias a la gran labor de los pastores y de los mozos más experimentados, llegaba hasta la plaza el cuarto de los toros, blanco y negro, que hacía su entrada en el coso con la lengua fuera, muy cansado.

Imagen de uno de los toros parado en la calle Parras e el cuarto encierro de Cuéllar

El quinto de los toros de Lora Sangrán, quizá el gran protagonista en el recorrido urbano, ha realizado el mismo, prácticamente andando todo el rato, hasta la esquina de la iglesia San Francisco. Allí y tras intentar dirigir al mismo hasta la plaza en diversas ocasiones, la organización ha decidido sedarlo porque el animal se ha caído y se ha quedado tumbado en medio de la calle.

El cansancio del toro, el tiempo trascurrido y las pocas posibilidades de hacerle emprender la marcha, han sido los motivos principales de acabar sedando al animal que ha llegado a la plaza en uno de los camiones municipales.

 
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