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El Obispo de Palencia llama a la pelea espiritual para solventar la adversidad que nos rodea

Don Manuel Herrero entiende las ganas de fiesta pero pide no volver la cabeza ante la pandemia, la angustia, la muerte o los sustos económicos, políticos y sociales por los que atravesamos

Imagen de la misa mayor de San Antolín en la Catedral de Palencia / Beatriz Álvarez

Palencia

El Obispo de Palencia, Manuel Herrero ha hecho un llamamiento a la lucha espiritual para tratar de sobrellevar la situación actual de la mejor manera posible. En la homilía de la misa central en honor al patrón de la ciudad ha pedido que no cerremos los ojos ante la adversidad que nos rodea y que luchemos contra ella con una de las armas más poderosas que existen como es el amor. En palabras textuales: "Se trata de una pelea espiritual, no de ninguna cruzada, no contra hombres y mujeres, sino contra el mal, que no está sólo fuera de nosotros, en las estructuras de pecado, sino en nosotros mismos, el egoísmo, el afán de poseer, la injusticia, la falta de solidaridad, de fraternidad. Hay que ver la realidad, sin dejarnos quedar prisioneros del pesimismo y el resentimiento, sin dejar que nos atrapen por juicios negativos y nostalgias estériles, sino discerniendo qué nos pide el Señor, como hemos hecho en el Sínodo por una Iglesia sinodal, no ingenuamente, sin creernos que todo el mundo es bueno, y que todo el monte es orégano."

El trascoro de la catedral se ha quedado muy pequeño para albergar a los numeroso fieles que han querido participar en esta celebración. El Obispo, ha tenido muy presente al patrón, San Antolín, a lo largo de su intervención, poniéndole como ejemplo de esa lucha contra las injusticias y lo ha hecho recorriendo el significado de los símbolos con que se le suele representar. Por un lado "con el libro del evangelio en la mano. Esta es el arma que debemos blandir: Una misión suya, como diácono, es anunciar, predicar el evangelio. También es nuestra. Tiene san Antolín otro símbolo: en la mano, la palma del martirio, es decir del testimonio. El testimonio, ser creíbles; nuestras vidas tienen que hablar de misericordia, de servicio práctico, de salir al encuentro, estar cerca, sin creernos superiores. Otro signo de san Antolín es la dalmática, la vestimenta de su ministerio en la Iglesia, en una Iglesia formada por hijos de Dios y hermanos una Iglesia fraterna. Los cristianos palentinos seremos creíbles, si construimos juntos, codo con codo, cada uno con los dones recibidos, integrando la diversidad en la unidad, si vivimos en comunión, si creamos espacios y ocasiones para saber escuchar, saber dialogar, con paciencia, queriéndonos como hermanos y hermanas, dispuestos a trabajar juntos por el bien común, y si es necesario, con el perdón."

 
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