Una empresa utiliza ondas sísmicas para "ver" el núcleo de la muralla de Ávila
La investigación busca prevenir problemas en el monumento
Ávila
El monumento más visitado de Ávila guarda el secreto de la composición de su núcleo. Con un exterior hecho de grandes bloques de granito, unidos por piedras más pequeñas y ripio, el interior se supone hecho de cascotes y arena. Pero los materiales exactos, su proporción y su comportamiento ante los cambios de humedad y temperatura son una incógnita que se pretende desvelar mediante el uso de ondas sísmicas.
"Sabemos los primeros dos metros como son, sabemos que tiene tierra en algunas zonas, pero no sabemos en la mayoría de la muralla como es" el interior, explica la arqueóloga municipal, Rosa San Segundo. "Lo que tratamos con estos sistemas es tener controles a priori. Si va a haber un problema, que ese problema lo detectemos y podamos solucionarlo antes de que llegue a una patología o a que se caiga un trozo de muralla"
En los últimos años se han conocido algunas cosas importantes con la instalación de sensores que miden la temperatura y la humedad. Esta nueva investigación es complementaria ya que busca comprobar cómo afectan los cambios que se producen en esos parámetros a lo largo del año a los distintos materiales que hay en el corazón de la muralla.
El estudio lo está haciendo la empresa Técnicas Geofísicas. Su administrador, Javier Carrasco, explica que lo que hace es "emitir una onda sísmica, un golpe que yo genero y vemos cómo viaja en profundidad y recibimos esa respuesta. Esa onda viaja a distinta velocidad dependiendo del material, más rápido cuanto más homogéneo es. Así se hacen una idea del interior del núcleo a lo largo de toda la muralla en distintos momentos del año. Ya tomaron datos en enero, en junio, y ahora están llevando a cabo la tercera medición.
Los datos que se tomen ahora pueden ser muy importantes ya que darán idea de cómo afectan las altas temperaturas a la muralla. Rosa San Segundo afirma que se puede pasar de tener una humedad del 100 por cien en invierno en el núcleo al 65% en verano. La humedad se seca de dentro hacia afuera. ES lo que llamamos el "efecto botijo", que genera humedades en el exterior de los muros, apunta.
Según Javier Carrasco ahora podrán ver si esa bajada de la humedad "esponja el terreno y se queda como una esponja con sus agujeritos" porque eso podría "ser un problema". En diciembre tomarán los últimos datos y entonces podremos conocer las conclusiones y saber más del corazón de nuestra muralla.
María Ángeles Hernández
Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense...