Décadas de trabajo y pasión en el medio rural
Mari Luz Posadas, de Sardón de Duero, es un ejemplo de lucha por los pueblos y su supervivencia, pero también de trabajo y esfuerzo
Décadas de trabajo y pasión en el medio rural
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Sardón de Duero
Le quedan unos años para jubilarse, pero aunque los espera como agua de mayo, rezuma mucha pasión e ilusión por su trabajo. Mari Luz Posadas es una de las muchas mujeres rurales que se han convertido en todo un ejemplo de lucha y pasión, tanto en sus tareas cotidianas, como por el medio en el que reside. Porque trabaja y vive en Sardón de Duero, de 700 habitantes y situado a 20 minutos de Valladolid, pero más feliz que en la capital, como ella misma declara. De antecedentes panaderos y reposteros, lleva toda una vida ligada a Mantecados Posadas, una empresa familiar que regentan entre todos los hermanos, y en la echa las horas que sean necesarias.
Preocupada por el negro futuro que se avecina por la subida de materias primas, Posadas respira por el presente porque el trabajo está saliendo adelante. "Cuando eres autónomo es lo que tiene, no hay horario. Y cuando hay campañas de roscones, polvorones, hojuelas... Toca hacer más horas pero lo llevas bien porque son unos días. Es verdad que te preguntas cómo vamos a salir adelante porque el futuro es muy incierto y el que te pedía 80 ahora te pide 100. Sí tengo ganas de jubilarme aunque llevo toda la vida aquí, pero cuando me preguntan que cómo voy a jubilarme, respondo yo '¿y cómo no voy a dejarlo, si he cotizado ya y mucho?' Detrás de mí hay dos hermanos mellizos que lo llevarán", explica.
Sin machismos
En este programa desarrollado junto a la Asociación Duero Esgueva, nos hemos encontrado con una visión machista en bastantes ocupaciones, como la ganadera. Pero en repostería, Posadas nunca lo ha vivido en sus carnes, aunque sí ha experimentado perplejidad ajena por su puesto de responsabilidad. "Cuando iba -y voy- a negociar con las grandes superficies o el abogado o gestor me decían 'Anda, ¿vienes tú sola?' o 'Anda, una mujer' y cuando les preguntaban me decían que les sorprendía. Pero vamos, sin más. No vuelven a preguntar pero lo ven positivo, y nunca he tenido ningún problema", explica.
Futuro en el medio rural
Durante años Mari Luz vivió en Valladolid, pero regresó, y ahora para ella no hay comparación con residir en Sardón porque "se vive mejor". "Siempre tienes alguien con quien tomarte un café, con el que te cruzas por la calle, puedes pasear por el pinar con tranquilidad. Vas a comprar el pan y te enteras de todo y si no se lo pides a la vecina que te lo traiga. Eso es un privilegio", expresa, valorando la unidad que se vive en los pueblos y atisbando futuro a localidades como la suya -de un tamaño considerable para ser un pueblo y con la cercanía que supone a una urbe-. De hecho, afirma que "hace años había muchas casas en venta" y ahora en cambio "es difícil encontrarla, mucha gente que trabaja cerca ya sea en Valladolid o Peñafiel ha decidido vivir aquí".
Y ante la falta de servicios que radica las zonas rurales, se congratula por la cercanía de la capital para acceder a sus servicios, pero lamenta que en su pueblo ya no dispongan de cuestiones tan necesarias y lógicas como un banco o un cajero. "Que nos hayan quitado el banco cuando antes había hasta dos y se peleaban entre ellos y no nos hayan dejado ni un triste cajero... Es muy triste. Hay mucha gente que no puede ir al más cercano a sacar dinero porque no tiene coche, y tienes que prestarlo. Es lamentable que no haya un cajero móvil, que lo pague quien sea, pero que nos lo pongan. Y que haya algo más de autobuses, porque no se puede estar siempre pendiente de que te lleven y te traigan, y te vayas a hacer alguna gestión a primera hora de la mañana y no puedas volver hasta las 10 de la noche", dice.
Mari Luz Posadas es otro ejemplo de vitalidad y lucha por el medio rural que da gusto conocer. Aunque se jubile, su vida no va a cambiar, pero su perspectiva de Sardón tampoco. Quizás falta más gente como ella, gente que crea en el futuro de su pueblo, que decida pese a las zancadillas residir en él, valorando todo lo positivo que le aporta, y demostrando que cualquier persona es válida para trabajar independientemente de la ocupación que quiera desempeñar. Un ejemplo tan dulce, como los que aún sigue preparando.