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Una mujer intenta robar en el convento de las Clarisas y una monja de 87 años logra encerrarla y dar aviso a la Policía

La mujer ha sido trasladada a comisaría y los servicios médicos han atendido a la monja que se ha enfrentado a ella

Una mujer intenta robar en las Clarisas en Palencia y una monja consigue dejarla encerrada y avisar a la Policía / Beatriz Álvarez

Una mujer intenta robar en las Clarisas en Palencia y una monja consigue dejarla encerrada y avisar a la Policía

Palencia

La Policía Nacional ha detenido a una mujer que ha conseguido entrar por el torno del convento de las Clarisas en la capital palentina con la intención de robar. El aviso lo daba una de las monjas del convento, de 87 años, que al percatarse de la intrusión, se enfrentó a la mujer y después de un forcejeo conseguía zafarse y dejar encerrada a la presunta ladrona. El heroico comportamiento tuvo lugar el pasado 17 de octubre.

Los hechos se produjeron en torno a las 18:20 horas, cuando aprovechando que las monjas iban a la oración, la mujer ha conseguido colarse por el torno. La Policía ha trasladado a la mujer, de unos 45 años, a la Comisaría donde se ha procedido a su registro. Asimismo se ha dado aviso a los servicios médicos para que atendieran a la religiosa que se ha enfrentado a la detenida.

Al parecer, no sería la primera vez que la misma persona intenta robar en el convento. Las religiosas la han identificado como la misma mujer a la que hace un tiempo sorprendieron huyendo tras darse cuenta de la falta de dinero en sus instalaciones, aunque en aquella ocasión no se interpuso denuncia contra ella.

La detenida fue puesta a disposición del Juzgado de Guardia, quien ha decretado su inmediato ingreso en prisión, en el Centro Penitenciario de La Moraleja, en Dueñas (Palencia). La mujer ha sido identificada como presunta autora de otros dos robos con fuerza en la Iglesia de Nuestra Señora de la Calle en Palencia que tuvieron lugar en los meses de septiembre y octubre de este año.

Los robos con fuerza, prácticamente idénticos, consistieron en entrar con sigilo en la zona de los despachos parroquiales y tras romper el cristal de la puerta del despacho del párroco con un objeto contundente, acceder al interior, revolver los cajones y llevarse los sobres que contenían dinero en metálico.

 
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