30 años de 'Jamón, Jamón' como aperitivo para la 67ª SEMINCI

Valladolid

A principios de los 90 España se había empeñado en demostrar que era un país moderno, europeo, que podía presumir de avances sociales y económicos. Sevilla -con la Expo- y Barcelona -con los Juegos Olímpicos- mostraron al planeta que la vieja cuna de un imperio que dominó el mundo, lo perdió y fue sumido en un abismo retrógrado y fascista de 40 años de dictadura, afrontaba el referente cercano del cambio de siglo en las mejores condiciones posibles.

En ese contexto, una película nos recordó parte de nuestra esencia a través de un doble triángulo amoroso que adelantó tres décadas temas que ahora forman parte del debate público, como la masculinidad tóxica. Todo ello trufado de una iconografía que buceaba sin complejos en parte de nuestra iconografía patria. La película, 'Jamón, Jamón', dirigida por Bigas Luna (1946-2013), fue un éxito de taquilla y lanzó a la fama a sus protagonistas, una chica de Alcobendas con 18 años recién cumplidos y una popularidad ganada en la televisión privada y un joven con apellido lleno de resonancias en la historia del cine español.

Javier Bardem y Penélope Cruz son, treinta años después, dos estrellas globales que guardan en su casa todos los premios de intepretación existentes en el planeta, incluidos dos Óscar. En aquel lejano 1992, ella era una cara famosa por haber presentado el programa musical de Tele 5 'La Quinta Marcha'. Él, con algunos pequeños papeles en cine y televisión -pasó por las mañanas de la televisión pública cuando eran presentadas por Pepe Navarro, por ejemplo- empezó a cimentar una trayectoria que le ha encumbrado al Olimpo de los actores españoles. Pero esta es otra historia.

Lo que podemos ver en la Sala Municipal de Exposiciones de Las Francesas, en Valladolid, es un viaje por los elementos -delante y detrás de la cámara- que hicieron posible una historia de un doble triángulo amoroso trágico y patético que, con el escenario lunar de los Monegros aragoneses como telón de fondo, escarba en las pulsiones más humanas -las que se gestionan por debajo de la cintura- con música de Chimo Bayo y la presencia perenne de un símbolo que ya es parte de la geografía española: el toro de Osborne que, desposeído de su referencia comercial y elevado a la categoría de tótem, ejerce como una especie de monolito a lo '2001' sólo que en lugar de acercar al ser humano a una mayor inteligencia, lo arrastra al fango de las pasiones descontroladas y la posesión del otro como equivocada expresión del amor.

De las hornacinas que un día acogieron figuras religiosas en un templo desacralizado, cuelgan ahora jamones. En el altar principal, dos de los elementos del atrezo de la película más recordados: la motocicleta que manejaba el personaje de Bardem y el escueto vestido rojo que lucía Cruz. Notas de rodaje, fotografías de producción...un festín para los aficionados al cine que abre el apetito a una semana de cine en Valladolid. La SEMINCI enciende sus proyectores. Y, antes, nos invita a un plato de embutido 'pata negra' que hay que digerir sin prisas.