Opinión

Morirse a tiempo

La firma de Evaristo Arzalluz

Morirse a tiempo

Aranda de Duero

Me conmueve ver a los cuidadores, sobre todo cuidadoras -porque sobre todo son mujeres- que cuidan a sus parientes más cercanos con tanta dedicación y cariño un día tras otro. Dándoles de comer, sacándoles a pasear, atendiéndoles... Muchas veces esos familiares hacen vida de cama-sillón. Hay que levantarles, hay que acostarles. Realmente es un trabajo durísimo, ímprobo, tanto es así, que muchas veces las cuidadoras necesitan ellas misma ser cuidadas, porque mucho tiempo haciendo esa función te llega a desgastar, a quemar.

La medicina avanzado muchísimo y hoy en día vivimos mucho más tiempo. Pero yo también me planteo en algunos casos qué tipo de vida es esa. A veces es una vida con una calidad ínfima, pacientes demenciados, pacientes que están desconectados del medio, que ni sufren ni padecen, pero que se les mantiene artificialmente vivos a base de dedicar muchos medios que a veces pueden ser excesivos en mi opinión.

Yo estoy en contra de la eutanasia, porque nadie tiene derecho a disponer de la vida, pero igual que estoy en contra de la eutanasia, también lo estoy del encarnezamiento terapéutico. Llega un punto en el que los medios como digo, pueden ser desproporcionados, y eso a veces puede constituirlo.

Y me lo aplico a mí mismo. Cuando empezó la pandemia del COVID le dije a mi familia que si caía no quería que me entubaran. Mi familia me dijo que como decía eso, y yo les respondí que iba a quedar si no de una manera que iba a ser un peso para ellos y no quería serlo. Estoy en contra de la eutanasia, pero también estoy en contra del encarnezamiento terapéutico.

Por eso pienso que es una reflexión que nos tenemos que hacer, que tenemos que hacerla como sociedad y como personas, y saber detectar cuándo el esfuerzo terapéutico se adecúa o no se adecúa a la situación de cada uno. Un saludo.