Cuando la Ribera del Duero quiso ser provincia autónoma
Repasamos este hecho histórico con el investigador ribereño Alfonso Benito Rica, que revela el papel fundamental en esta lucha de Martín González de Navas
Cuando la Ribera del Duero quiso ser provincia autónoma
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Ribera del Duero
En múltiples cuestiones hemos abordado la peculiaridad de nuestra Ribera del Duero. Una comarca que tiene sus propias identidades, que tiene una gran interrelación entre sí, pero que también parece estar abandonada por parte de las correspondientes administraciones. Los más románticos habrían soñado con una independencia, pero, ¿sabían que en el siglo XVIII la Ribera quiso ser una provincia autónoma? Es lo que descubrió en su investigación el experto en historia militar y fuentes de información de la provincia de Burgos Alfonso Benito Rica, que compartió este mismo tema hace unas semanas en una charla realizada a los riberizadores de la ADRI Ribera del Duero.
Contexto
"Fue una sorpresa cuando investigué ver que en el Congreso, el 3 de octubre de 1821, se debatía de un reparto provincial distinto al que existía. Confluyeron intereses económicos, políticos... Los que mandaban veían la oportunidad de crear una provincia allí donde no la había, porque donde veían una provincia, veían una capital que, con la nueva legislación de la Constitución suponía inversiones fortísimas del Estado para tener universidades, centros educativos, hospitales... Eso suponía la creación de carreteras, la comunicación, que el valor de los terrenos se multiplicara; que te hubiera tocado la lotería. Esto surgió al hilo de la intervención de un burgalés como Martín González de Navas, un clérigo de Arauzo de Miel que estudió en el seminario del Burgo de Osma" detalla Benito.
Más información
Cómo se quiso impulsar
De se distinto desarrollo económico del país que se quería dar, está el ejemplo de Santander. "Era un pueblo dependiente de Burgos, así como Aranda dependía del Burgo de Osma. Empecé mirando por ahí, y continuando por La Rioja y Logroño, que era un pueblo que dependía de Soria, como Almazán. Hasta Calahorra o Nájera llegaba Burgos, que se extendía hasta Ayllón. Este era el contexto: provincias muy grandes. Y en alguna región, las personas con mayor iniciativa levantaban la mano y pedían su provincia porque ya sabían dónde querían poner la capital. Y Martín González pidió que la Ribera fuera una provincia por la misma razón que la Rioja. No se inventaba nada nuevo. Y la capital preguntaba que por qué tenía que ser El Burgo de Osma, porque Aranda no tenía su peso ni edificios y demás, pero estaba conectada a un núcleo económico que iba a Francia y de vuelta a Madrid o Cádiz", desgrana Benito.
Por qué no prosperó
"No hubo un interés local en que fuera adelante, nadie le secundó desde Aranda o el Burgo. No hubo una burguesía que pusiera recursos para lanzar eso adelante. Y siendo consciente de que no lo tenía, pensó en poner en Clunia la capital, donde ya los romanos la habían puesto", señala.
No prosperó, pero si lo hubiera hecho, tres siglos después hablaríamos de una nueva época y una otra realidad para este territorio que, en su día, pudo ser provincia.
La charla con Alfonso Benito puede reproducirse en el audio superior.