El arandino que recorre e inmortaliza el mundo con su cámara

Aranda de Duero

Suele invitarnos a menudo a su mundo: la fotografía, porque es divertido, atrevido y apasionante. Lo transita desde cualquier parte del planeta en la fiel compañía de su cámara. Este martes hemos podido conocer en la SER a Enrique Arnaiz, o Kike Arnaiz, que lleva más de 10 años pensando cuál será su próxima fotografía, porque es "un vehículo para descubrir cada día un mundo diferente". Y aunque en redes -donde acumula miles de seguidores- esté en Chile, él va un paso por delante y se halla actualmente en Costa Rica, porque hace "muchas cosas", aunque se resume "como un chico de muchas ambiciones, que prueba sus proyectos y que le ha llevado a estar siete años conociendo mundo, a personas, y retratándoles a través de la fotografía".

Su pasaporte es la cámara, y su hobbie su trabajo desde hace años. "En Aranda tenía un grupo de música y para poder hacer un videoclip tuve que aprender. Le fui cogiendo cariño, tanto que lo usaba más que la guitarra, pero no fue mi profesión hasta cinco o seis años después, cuando ya lo logré. Casi mi ambición era vivir viajando que otra cosa, porque en mi sueño con la música me imaginaba girando por el mundo, y al final vi eso mismo en la cámara", expresa.

Su dedicación

A los 18 años Arnaiz se marchó de la capital ribereña. Y aunque podría decirse que es no es ciudadano de ningún lugar y a la vez de todos los que visita, "siempre me siento un extranjero", porque se siente arandino. Respecto a su trabajo, cuenta que trabaja como freelance, siendo directivo de dos empresas -emprendedor- y haciendo formación a través de cursos y otras cuestiones que siempre giran en torno al mundo que le apasiona. "Mi semana a semana depende de los trabajos. Ahora llevo un mes haciendo negocios online pero es un movimiento continuo. Llego a un sitio, hago videoblogs de viajes y enseño lugares, comidas... Y a los dos o tres días voy a otro lugar. Cada mes me tomo una semana de descanso para trabajar con el ordenador, editar vídeos, fotos, subir todo... Y vuelta a la marcha", define, explicando que pese a su celeridad sí que ha forjado muchas amistades "porque hay gente que hace lo mismo, tengo amigos que son nómadas como yo y tenemos la libertad de quedar en una semana por ejemplo en Malasia", invitando a veces a amigos "para dedicar un tiempo en un país y seguir cada uno por su cuenta", porque cada vez hay más gente que lo practica y puede vivir de ello.

¿Qué le falta por visitar?

"Me falta por conocer Oceanía, porque el mundo es muy grande; llevo 7 años sin pisar una casa, sin parar. Y en realidad tachando los sitios que he viajado, aún me queda todo por conocer. También no lo tomo como una carrera, voy despacio y disfruto, entonces a veces repito como en Costa Rica, porque es mi octava vez. De hecho aquí he comprado un terreno para tener algo propio, aunque no voy a dejar de viajar. Suelo repetir también en Noruega porque me encanta su ambiente y paisaje, y también Tanzania, en África, porque me encanta la naturaleza y su buen rollo", explica.

Sin que el viaje fuera una ambición para él, siempre fue muy inquieto. El lugar al que más vuelve es Aranda, porque su familia y amigos son lo que más echa de menos. "Mi sueño de vivir viajando y trabajar para National Geographic ya está cumplido. Ahora mi proceso es encontrar con qué puedo soñar, y qué meta me puedo poner por delante", sentencia, en una entrevista que ha concedido a Hoy por Hoy Aranda y que puede reproducirse en el audio superior.

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