La profundidad del pozo

León

De la Segunda División B. ahora remozada y mejorada bajo su denominación actual, se sale mal. Que se lo digan al Deportivo, el equipo más grande que jamás militó en la tercera categoría en la que juega por tercera vez consecutiva. En la primera, fracaso total al quedarse fuera del corte en la carrera por los play-offs de ascenso; en la segunda, lágrimas en Riazor de donde salió el Albacete de Rubén de la Barrera con el billete a la Segunda División; en la tercera, la actual, fuera de los cinco primeros puestos tras once jornadas. En la 1RFEF no vale ni el nombre ni el presupuesto, o no siempre. Tampoco contar con una masa social de 23.000 abonados y afluencias superiores a los 15.000 aficionados en tu estadio. El Dépor es el mejor ejemplo, pero no el único. Badajoz, Celta B, Numancia o Sabadell se tambalean en la parte baja de la clasificación y otros, como el Intercity (una victoria en seis jornadas), se la han jugado a una carta: ascenso o ruina.

No es de extrañar, por lo tanto, el camino errante de la Cultural, que mira al partido del domingo en el feudo gallego con el temor de que, un año más, se escapen antes de tiempo las ilusiones creadas en la temporada del centenario. A pesar de su estado, despierta admiración en sus rivales. "Me parece la plantilla mejor hecha de las últimas en la Cultural. Es un equipo pudiente con el balón y que tiene mucho gol", señaló Óscar Cano, entrenador del cuadro coruñés, tras desvelar una conversación de principio de temporada con Felipe Llamazares con el que guarda una estrecha relación tras el paso del granadino por la dirección deportiva del conjunto leonés.

Sus caminos se desligaron tras el descenso de la Cultural a Segunda B y desechar el granadino una propuesta para coger el banquillo. Desde entonces los blancos no levantaron cabeza porque en el "barro" todo cuesta. A veces no basta con tener las mejores herramientas o la mejor plantilla (Mackay, Bergantiños, Carnero, Isi Gómez, Olabe, Quiles, Soriano, Santamaría...). Da fé el Deportivo, un equipo que vive permanentemente bajo la sombra de la duda. Eliminado el pasado fin de semana de la Copa del Rey de la que fue campeón a manos de un rival de inferior categoría, se agarra a su leve mejoría, de resultados, tras el cambio de técnico y al añorado retorno de Lucas Pérez para meter la cabeza en el lugar mínimo que le corresponde, aunque en ningún momento ha estado cerca del liderato. Y es que cuando uno se asoma a este pozo no ve el fin.