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Pacta seis años de cárcel por retener a su ex en casa durante cuatro días

Su hermano ha acordado una pena de dos años por cómplice

Edificio de la Audiencia Provincial de Valladolid / Miriam Chacón

Valladolid

La Audiencia de Valladolid aceptará una condena de seis años del cárcel, frente a los trece a los que se exponía, a un hombre acusado de retener a su expareja en casa por espacio de cuatro días. Además, su hermano se ha conformado con dos años frente a los cinco que le pedían, por ser conocedor de la situación y no evitarlo.

De este modo, la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia de Valladolid será escenario de una breve comparecencia en la que los dos encausados ratificarán las penas pactadas en las últimas horas con la acusación pública, el primero como autor y el segundo en calidad de cómplice en la retención de la víctima, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

En la calificación provisional, el fiscal del caso imputaba al principal acusado un rosario de delitos, además del citado de retención--se le aplicaban agravantes de reincidencia y parentesco--, que incluía quebrantamiento de medidas cautelares, otro continuado de amenazas, dos de maltrato en el ámbito de la violencia de género, uno de coacciones, otro leve de injurias y dos leves de daños.

El principal encausado mantuvo una relación de pareja con la víctima de casi un año, entre enero y el 20 de noviembre de 2021. Dos días después de la ruptura, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer dictó una orden de protección que le prohibía acercarse al domicilio de ella con motivo de la denuncia que había interpuesto.

Pese a ello, el 13 de diciembre el acusado la abordó en la calle Portillo de Balboa cuando se dirigía a su trabajo en una cafetería y, tras ser recriminado por la víctima, la amenazó con matar a sus padres y su hermano y con prepararla en el referido establecimiento.

Al ver en el lugar un coche de la policía, el hombre abandonó el lugar corriendo, no sin antes arrebatar a su ex las llaves de casa que llevaba en el bolso y advertirle que la mataría si le denunciaba.

Terminada la jornada laboral, la mujer fue abordada de nuevo en la calle por su ex y, tras amenazarla ahora con matar sus mascotas, la obligó a ir a comisaría para decir a la policía que la persona que la había abordado cuando iba a trabajar era su hermano, el otro coacusado.

A la salida de comisaría fueron al domicilio de ella, donde pernoctaron, pero cuando a la mañana siguiente la mujer se disponía a salir para acudir al trabajo, el acusado se lo impidió y la dejó encerrada. Pidió auxilio enviando un mensaje de texto al hermano de su captor, quien el día 15 les llevó comida pero no hizo nada por evitar que se prolongara el cautiverio.

Celos por una supuesta nueva relación

El encierro se prolongó hasta el día 17, con horas de tensión en las que el encausado, con sospechas de una nueva relación entre la mujer y el jefe de ésta, advirtió que solo la dejaría salir si le confesaba quién era la persona que le gustaba.

Fue finalmente ese mismo día cuando ella, en un descuido de su supuesto carcelero, logró huir de casa para acudir a la cafetería para recoger el finiquito, ya que había sido despedida por no haber ido a trabajar, y luego se refugió en casa de su abuela. Entre tanto, el hombre no cesó de mandarle mensajes con insultos y exigiéndole que volviera a casa.

No contento con ello, el acusado se personó la madrugada del 18 de diciembre en la vivienda de la abuela de la víctima, fracturó la puerta de entrada de una patada y ya dentro le arrebató y destrozó el móvil con el que la mujer había dado la voz de alarma a la policía, la agarró del pelo, la tiró sobre la cama y la abofeteó.

A esta situación puso fin la llegada de la policía, y ello a pesar de que inicialmente el acusado amenazó a la víctima para que no abriera la puerta a los agentes. Lo hizo poniendo un cuchillo sobre su gato y luego sobre su propia expareja, aunque finalmente desistió y le permitió que abriera la puerta tras comprobar que los policías se encontraban ya a punto de entrar en el piso.

Como consecuencia de estos hechos, la víctima sufrió distintos hematomas y una crisis de ansiedad de la que tuvo que ser tratada.