Navidad en soledad
La Firma de Eva Calleja

"Navidad en soledad", la Firma de Eva Calleja
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Palencia
En unos pocos días estaremos celebrando la Navidad. Muchas personas lo haremos alrededor de una mesa con unas viandas especiales, de esas preparadas con mimo para festejar lo excepcional, aunque sinceramente les diré que lo que se ponga sobre la mesa a mí me da exactamente igual porque considero que lo realmente importante es el reencuentro con las personas que quiero y que el resto del año están lejos. Este año lo siento así aún más desde que mi hijo se fue a estudiar fuera. Cada vez que vuelve y puedo achucharlo me siento un ser absolutamente feliz.
Por eso hoy más que nunca me duelen las navidades que serán, para muchas personas, muy distintas a las mías. Las navidades de quienes sufren la sinrazón de las guerras, todas demasiado largas, todas demasiado crueles, todas demasiado injustas e injustificadas. Las navidades de quienes están lejos de sus hogares, por mil motivos, y que añoran su tierra y sus gentes, las navidades de quienes se enfrentan a la enfermedad, las de las personas sin hogar, las de quienes tendrán la mesa vacía o la casa fría porque el bolsillo no da para más, la de quienes echarán de menos a quienes se fueron para siempre o las navidades de quienes las pasarán en soledad.
Navidades tan distintas como distintas son las realidades de cada ser humano. Realidades que hoy quiero recordar porque me duelen y porque, aunque desafortunadamente no está en mi mano cambiarlas, creo que es preciso hacer un ejercicio de empatía para modificar miradas y para, en la medida de nuestras posibilidades, pasar a la acción. Y hay un millón de pequeños gestos que podemos poner en marcha: una llamada, una visita, echar una mano en algunas de las campañas puestas en marcha por tantas y tantas entidades que hacen una excelente labor en este mundo tan difícil de entender en ocasiones. Pequeñas grandes cosas que aportan, que aportan en positivo.
Si usted es de las personas que tienen la suerte de compartir estos días con familia o amigos, agradézcaselo a la vida porque nunca sabemos cuándo podemos echarlo de menos, durante cuánto tiempo o cuántas navidades más tendremos ese regalo y lleven a la cena o a la comida la mejor versión de ustedes mismos. Háganlo por puro egoísmo porque serán ustedes quienes se lleven la mejor parte. La gente que nos rodea, la gente que nos quiere, la gente a la que queremos, la gente a la que podemos abrazar, con quienes podemos reír y también llorar es nuestro mayor bien, el más preciado. Pero a veces se nos olvida. El resto son cosas, solo cosas y todo aquello que se compra con dinero es, siempre, lo menos importante.
Hace algún tiempo les hablaba de la que se considera la palabra más bonita del castellano: apapachar que significa “abrazar o acariciar con el alma”. Esta Navidad “apapachen” todo lo que puedan.




