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Sociedad | Actualidad

La demolición de la presa de San Facundo en Bembibre comenzará en 2024

José Antonio Quiroga y Silvia Cao

Bembibre

La demolición de la presa de San Facundo se llevará a cabo a lo largo del año 2024 y atendiendo a criterios medioambientales estrictos. Así lo ha señalado el presidente de la Confederación Hidrográfica Miño Sil, José Antonio Quiroga que ha firmado este martes en Bembibre el protocolo que permitirá iniciar el proceso para la licitación de las obras que, actualmente, están sometidas a la evaluación de impacto ambiental, un trámite que el presidente espera que se concluya a principios del próximo año. A partir de ahí, se establecerá el convenio de actuación y se llevará a cabo la licitación del proyecto una gestión administrativa que se demorará durante el próximo año. De hecho, los primeros trabajos se verán en 2024 con un desembolso de 4 millones 380 mil euros para eliminar la presa y dejar la zona para el aprovechamiento lúdico de los vecinos

De momento, Quiroga no puede adelantar cuanto se prolongarán unos trabajos que, reconoce, no permitirán el uso de técnicas de voladura o demolición al uso sino que supondrán la retirada gradual del muro y de los lodos que, actualmente, ocupan un 75% del espacio de reserva de agua. La idea es procurar el menor perjuicio al ecosistema de la zona por lo que serán los técnicos los que tendrán que analizar el periodo para la retirada del sedimento y el hormigón de la presa.

La alcaldesa de Bembibre, Silvia Cao se ha mostrado satisfecha por avanzar en un proyecto que permitió el abastecimiento de agua del municipio y su entorno en los años 80 y que lleva años en desuso dado que el Bierzo Alto recibe el suministro actualmente del embalse de Bárcena.

Por cierto, el presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil reconoce que, hasta la fecha, el organismo de cuenca carece de documentación oficial para la instalación de una central hidroeléctrica en el río Cabrera que ya ha provocado las críticas de los colectivos ecologistas. Dice Quiroga que los proyectos de esa envergadura requieren una tramitación muy complicada y larga y que, en caso de ser viable, tardará en llegar a manos de la Confederación.