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De luminarias y mascaradas: guía de las fiestas de invierno en Ávila

San Bartolomé de Pinares, Cebreros, Pedro Bernardo o San Esteban del Valle son algunos de los municipios que mantienen vivas fiestas tradicionales que no te puedes perder

Un jinete cruza una de las hogueras en San Bartolomé de Pinares / Rafael Bastante (EUROPA PRESS)

Un jinete cruza una de las hogueras en San Bartolomé de Pinares

Ávila

Entre enero y abril, desde Navidades hasta Semana Santa, se celebran en Ávila algunas de las fiestas más curiosas. Sus orígenes se remontan en algunos casos a varios siglos, pero todavía están vivas y son polo de atracción de quienes quieren conocer mejor el folklore y la historia de la provincia. Esta es una breve guía con las más destacadas.

Las Luminarias de San Bartolomé

La fiesta de San Antón, el patrón de los animales, es la primera que encontramos en el calendario. Y una de las más importantes puesto que la vida en los pueblos giraba en torno de los animales domésticos y su cuidado. Así que alrededor del 17 de enero se celebraban ritos para la bendición de los animales y para su purificación. Ese es el origen de las Luminarias que se celebran en San Bartolomé de Pinares en la noche del 16 al 17 de enero.

Según la tradición oral esta fiesta se remonta al siglo XVIII, cuando una terrible epidemia diezmó las cabañas ganaderas, lo que hizo que desde entonces se recurriera al humo purificador de las "luminarias" para ahuyentar a los malos espíritus. Cada año en el pueblo se recogen retamas y piornos para hacer grandes hogueras en las calles centrales del pueblo. Esas hogueras serán saltadas por jinetes a caballo, un espectáculo impresionante que cada año es seguido por cientos de personas y cuyas imágenes dan la vuelta al mundo.

Rafael Bastante

Rafael Bastante

Para los que quieran disfrutar de esta fiesta se recomienda mantener una distancia de seguridad con los caballos y las hogueras para evitar accidentes y llevar mascarilla para no respirar el intenso humo que generan las hogueras.

Las Toras de El Fresno

En El Fresno, a solo nueve kilómetros de la capital, la festividad de San Antón también se celebra con 'Las Toras', una tradición según la cual jóvenes del pueblo se visten con tela de arpillera, se tapan la cara para que no se les reconozca, y llevan unos cuernos. Se dedican a asustar a la población, especialmente a los niños. Suele hacerse el fin de semana anterior o posterior al 17 de enero. Este año será el sábado 21 de enero. Es una de las fiestas incluidas en Mascarávila, un proyecto que agrupa tradiciones relacionadas con las fiestas de invierno en las que se llevan máscaras. La mayor parte de ellas se llevan a cabo en febrero. Las Toras son las primeras.

Las tradicionales "matanzas"

La matanza del cerdo era una fiesta familiar, un rito que consistía en preparar alimentos para gran parte del año. Hombres y mujeres se afanaban en las distintas labores que hay que realizar para la elaboración de los chorizos, morcillas, etc. Una fiesta a la que se invitaba a los vecinos, con los que se compartían las "probaduras". Hoy algunos pueblos recuerdan cómo se hacían esas preparaciones artesanales en fiestas para propios y extraños que se suelen celebrar en el mes de enero. Es el caso de Martiherrero, o de Garganta del Villar, que celebrarán esta fiesta el fin de semana del 20 al 22 de enero.

Getty Images

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La fiesta de San Sebastián

En el Valle del Tiétar hay varias localidades que festejan a San Sebastián, el 20 de enero. Uno de ellos es Poyales del Hoyo. Allí desde hace varios años se representa un auto sacramental dedicado al santo. El momento álgido de la representación teatral se produce cuando el actor que interpreta al santo desciende desde el campanario de la iglesia parroquial.

El 'vítor' en San Esteban del Valle

San Esteban del Valle celebra sus fiestas patronales en honor a San Pedro Bautista los días 5 y 11 de Febrero, conmemorándose el martirio de San Pedro Bautista en Nagasaki en 1597 y la llegada de la Santa Cabeza al pueblo natal, traída del convento de las Concepcionistas de Toro (Zamora) en 1891.

Esos días, cuando anochece, suenan las campanas de la capilla y de la iglesia y comienza una procesión de jinetes a caballo que van seguidos de una multitud a pie, todos ellos portando antorchas y llevando un pañuelo rojo atado en la frente. La procesión está presidida por un estandarte con la imagen del Santo, que es el vítor. Quien lo lleva es el que "echa el vítor", es decir, va porlas calles recitando las décimas con la historia del santo mientras los vecinos responden con atronadores vítores. En un momento dado, a punto de terminar la procesión, los jinetes lanzan sus caballos en una veloz carrera hacia la iglesia por una empinada calle.

El vítor fue declarado Fiesta de Interés Turístico Regional el 28 de Febrero de 1.991 por la Junta de Castilla y León.

Los Carnavales de Cebreros

Desde el año 2021 los carnavales de Cebreros están declarados Fiesta de Interés Turístico Nacional. Los cebrereños presumen de esta fiesta que transforma la villla durante toda una semana. Y llevan a gala que nunca llegaron a suspenderse pese a que en los años 50 se intentaron eliminar los Carnavales en toda España. Los vecinos para evitar tener problemas decidieron vestirse de luto, con ropa negra y brazaletes, y se reunían en las casas para bailar y beber vino. Los niños vigilaban y avisaban si aparecía la Guardia Civil. Incluso el Gobernador de Ávila de entonces tuvo que asumir que en Cebreros no se iba a suspender el Carnaval, por lo que decidió suprimir las multas y cambiar el nombre por el de Festivales de Invierno, según se informa en la web municipal dedicada a esta fiesta.

Recreación del Titanic en el Carnaval de Cebreros

Recreación del Titanic en el Carnaval de Cebreros / Ayuntamiento de Cebreros

Recreación del Titanic en el Carnaval de Cebreros

Recreación del Titanic en el Carnaval de Cebreros / Ayuntamiento de Cebreros

El pregón se lleva a cabo el sábado de Carnaval. El domingo tiene lugar el desfile de Comparsas y Carrozas. Los vecinos de Cebreros forman agrupaciones que pasan casi un año preparando los disfraces y los escenarios, además de las coreografías del desfile. Otra de las tradiciones es el conocido como 'baile del Corro o Rondón'.

Aunque el Miércoles de Ceniza se entierra la sardina en Cebreros el carnaval no acaba hasta el fin de semana siguiente, cuando se celebra el Domingo de Piñata, con el desfile provincial de carrozas y comparsas.

Las mascaradas de invierno

Cucurrumacho de Navalosa

Cucurrumacho de Navalosa / Eduardo Mayorga

Cucurrumacho de Navalosa

Cucurrumacho de Navalosa / Eduardo Mayorga

Este tipo de mascaradas eran una manifestación cultural común en el ámbito rural que en muchos sitios han desaparecido. En Ávila destacan dos que se han venido celebrando de forma ininterrumpida. Los Cucurrumachos de Navalosa y los Zarramaches de Casavieja. Otras se perdieron ya entrado el siglo XX pero se están recuperando como los Machurreros de Pedro Bernardo y los Harramachos de Navalacruz. Todos ellos forman parte del proyecto Mascarávila.

  • Los Cucurrumachos: el carnaval más ancestral de la provincia de Ávila se celebra en la localidad abulense de Navalosa (360 habitantes). Por sus calles cada Domingo de Carnaval se pasean los pavorosos cucurrumachos, unos horrendos seres que cubren sus cuerpos con sacos y mantas "pingueras", típicas de la zona. Se cubren la cabeza y el rostro con una máscara de madera, rematada con una cornamenta y unas pelambreras realizadas a base de crines y colas de caballo y que van lanzando al público la paja que portan en los sacos mientras hacen sonar los grandes cencerros que llevan a la espalda sujetos con un cinturón. Mientras las mozas y mozos del pueblo se visten con los trajes típicos, en una fiesta llena de colorido.
  • Los Zarramaches de Casavieja: son dos y salen la mañana del día de San Blás, 3 de febrero. A las nueve de la mañana en la puerta del Ayuntamiento se celebra el rito de vestirles. Van de totalmente de blanco, con un felpudo de esparto a la espalda, donde llevan tres cencerros prendidos de un cinturón. Llevan capucha de tela blanca con orificios para los ojos y la boca. Y se cubren la cabeza con un gorro cónico o caperuz (uno verde, y otro marrón) cubierto de cintas de colores. En las manos llevan una naranja y una vara de mimbre con la que persiguen a los jóvenes y niños del pueblo.
María Ángeles Hernández

María Ángeles Hernández

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Es redactora en SER Ávila desde 1994....

 
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