Los "zarramaches", la mascarada que se celebra cada 3 de febrero en Casavieja

Ávila

Los Zarramaches de Casavieja son una fiesta pagana que se enmarca en las llamadas mascaradas de invierno. Su origen no está claro, pero la tradición oral en este municipio las vincula con la ganadería y los pastores. Salen cada 3 de febrero, coincidiendo con la festividad de San Blas, aunque no siendo fiesta local. Su inclusión entre las mascaradas más importantes de Castilla y León por la Consejería de Cultura ha supuesto un importante apoyo para una tradición que se ha mantenido gracias al interés del Ayuntamiento de Casavieja por su conservación tras su recuperación hace unos años.

Los zarramaches son siempre dos y salen la mañana del 3 de febrero. Tradicionalmente son los quintos quienes asumen ese papel, turnándose en su recorrido por el pueblo ya que aunque sean más los que se disfrazan son solo una pareja las que recorren a la vez las calles de esta localidad del Valle del Tiétar. A las nueve de la mañana, en la puerta del Ayuntamiento se celebra el rito de vestirles.

Llevan pantalón y blusón de tela de sábana blanca. El blusón lleva una amplia franja de puntillas. A la espalda llevan atado un amplio felpudo de esparto que sirve para amortiguar el golpe de los tres cencerros que llevan sujetos a un cinturón de cuero. Ocultan el rostro tras una capucha hecha también de tela de sábana blanca, con tres orificios para ojos y nariz.

Lo más llamativo de su indumentaria es el gorro cónico o caperuz con el que adornan su cabeza. Uno está forrado de tela de seda y otro de seda marrón y van completamente adornados con cintas de todos los colores. El gorro se remata con un penacho floral. En una mano llevan una naranja. En la otra llevan una vara de mimbre con la que asustan y persiguen a los jóvenes y niños del pueblo.

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Durante toda la mañana recorren las calles del pueblo. Si el 3 de febrero cae en un día laborable van a las inmediaciones del colegio para perseguir a los niños. Y hay una circunstancia que hace única esta mascarada. Pese a ser una fiesta profana se les permite entrar en la iglesia durante la misa que se celebra esa mañana y se colocan delante, en el pasillo central del templo. Después encabezan la procesión. La fiesta acaba a la hora de comer.

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Los zarramaches están incluidos en el proyecto Mascarávila que busca mantener y dar a conocer este tipo de fiestas ancestrales y profanas que se han conservado a pesar de las dificultades y del descenso de población en los municipios en los que se celebran.

Este año la fiesta se completará por la tarde con la proyección del documental 'Mascarávila' y con una exposición donde se podrán ver los distintos elementos que conforman la vestimenta de estos personajes.