Ecologistas en Acción pide restringir el tráfico rodado en Burgos ante el aumento de los niveles de riesgo en la calidad del aire
Los datos registrados en las 15 estaciones de medición de la contaminación del Ayuntamiento de Burgos no coinciden con los que registra la Junta en sus dos puestos de control que son mucho menos peligrosos
Burgos
Ecologistas en Acción denuncia que la calidad del aire en Burgos es peor de la que registran las dos estaciones de la Junta en la ciudad y que los 15 puntos de control instalados por el Ayuntamiento contradicen.
Los datos que maneja la Junta de Castilla y León no son reales, según Ecologistas, que han solicitado por escrito una reubicación de las estaciones de medida en emplazamientos donde se registren concentraciones más altas de sustancias contaminantes a las que la población pueda verse expuesta. Ha presentado un recurso
Contencioso-Administrativo del que esperan el fallo judicial.
Uno de los portavoces de Ecologistas en Acción, Luis Oviedo, apela al gobierno autonómico a ''ponerse las pilas'' como administración competente, en cumplimiento de una sentencia del Tribunal Europeo de 2019 que apela a velar por la obtención de datos reales mediante la ubicación adecuada de las estaciones de medición.
Al Ayuntamiento de Burgos le reclaman medidas de restricción del tráfico ante los altos niveles de toxicidad que recogen sus propias estaciones de control, donde los niveles registrados desde el pasado verano por las 15 estaciones de calidad del aire del Ayuntamiento de Burgos repartidos por la ciudad, superan todos los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud y las exigencias legales de la Unión Europea.
En algunas de esas estaciones, en ocasiones los multiplican, asegura Pedro Gómez, también portavoz de Ecologistas en Acción, quien advierte de que la legislación europea será pronto mucho más restrictiva y por tanto, el incumplimiento más grave.
Ecologistas en Acción piden al Ayuntamiento que tenga en cuenta variables como la protección de entornos como centros escolares y centros de salud en el diseño que prepara para las llamadas Zonas de Bajas Emisiones.
A los niveles nocivos de óxido de nitrógeno y partículas PM10, que van desde polvo, cenizas, metales, cemento o polen, suspendidos en el aire, hay que añadir la contaminación secundaria por ozono troposférico en momentos puntuales de climatología seca.