La asociación Casco Histórico Alto de Burgos pide un mayor control de los pisos turísticos

Burgos

La asociación vecinal Casco Histórico Alto pide un mayor control de los pisos turísticos y que se vigile el funcionamiento de pisos ilegales en esta zona de Burgos. Para Francisco Bárcena, los apartamentos turísticos "no son ni buenos ni malos, pero si no se controlan, el barrio pierde personalidad y se convierte en un escaparate". En un barrio con población envejecida, migrantes y vecinos en alquiler -aunque cada vez menos, por el alto precio de los alquileres, según reconoce-, el portavoz vecinal admite que hay escasez de comercio de proximidad y otros problemas que requieren "imaginación y valentía" por parte del Ayuntamiento para que el casco histórico alto de Burgos no se convierta en un sitio "para visitar" en lugar de para vivir.

En su intervención en la sección 'Hablamos de distritos", el secretario de este colectivo vecinal apunta que han ido consiguiendo cosas para el barrio gracias a que han estado "muy activos en los últimos 7 u 8 años", aunque cree escaso el presupuesto que se asigna a los distritos para el desarrollo de los proyectos escogidos por las asociaciones y los vecinos. "Con el presupuesto que tiene, unos 400.000 euros, es difícil que se puedan acometer problemas importantes", opina Bárcena, que cree que las Juntas de Distrito han servido para conectar la problemática de cada barrio con las diferentes concejalías. Según argumenta, el presupuesto de cada distrito en Burgos es una cantidad insuficiente, en comparación con el presupuesto que alcanzan en ciudades como Valladolid, donde cada distrito dispone de una cantidad de un millón de euros.

Bárcena señala varias zonas del centro histórico alto de la ciudad donde es más urgente intervenir: la primera, tramo superior de la calle Fernán González ("es terrible cómo está esa zona", asegura), el segundo tramo de Santa Águeda y la zona de la subida de San Miguel y la calle Felipe de Abajo. Otros problemas de este barrio se mantienen, aunque no con la gravedad de hace unos años. A la falta de zonas de aparcamiento se unen los ruidos, la falta de limpieza y el vandalismo, sobre todo durante los fines de semana. Respecto al botellón, Bárcena apunta que "sigue habiendo grupitos" en la zona, no tan numerosos como hace años y ahora suben hacia el cerro de San Miguel, pero "el problema es cuando bajan", que es cuando se suelen producir más actos de vandalismo, muchos de ellos centrados en las escaleras mecánicas y el ascensor. Según el portavoz vecinal, la situación podría mejorar con un incremento de la vigilancia por parte de patrullas policiales, que tendrían recorrer estas calles a pie, por las características especiales de la zona.