Soy gente de mal, qué le vamos a hacer

Palencia

Buenos días, procuro preparar los comentarios con cierta antelación y para hoy tenía preparado hablar de las ocurrentes e inútiles medidas de la Junta y la Diputación para favorecer la natalidad, ya sean tarjetas prepago o subvenciones a los nacimientos con unos centenares de euros. Pero ayer me despertó Ángels Barceló con las palabras de Feijoo, situándome de repente entre la gente de mal.

“Deje ya de molestar a la gente de bien”, dijo con solemnidad dirigiéndose al Presidente del Gobierno: “Deje ya de molestar a la gente de bien”.

Yo creía que según nuestra Constitución todos los españoles somos iguales ante la ley y merecemos ver desarrollados nuestros derechos, pero no. Hay gente de bien y hay, por oposición, gente de mal y las etiquetas las reparte el líder del PP.

Parece que las personas que Feijoo identifica como gente de bien son aquellas que desde la recuperación de la democracia se han opuesto a toda medida legislativa de ampliar derechos civiles y sociales. Leyes que han traído nuevos derechos y más libertad de elección a los ciudadanos ante las que, para que no se moleste a la gente de bien, la derecha se ha manifestado, las ha votado en contra en el Parlamento y las ha recurrido, con poco éxito, ante el Tribunal Constitucional.

La Ley del Divorcio de 1981, contra la que batalló la Alianza Popular de su mentor Fraga, era una molestia para la gente de bien, más acostumbrada a guardar las apariencias y el matrimonio como Dios manda, para toda la vida, eso sí, con pisito para la o el amante. Y yo, todavía adolescente, pobre de mí, me convertí en gente de mal, y, así sigo.

Todas las leyes del derecho al aborto, la de 1985, ley limitada a cuatro supuestos, la Ley de plazos de 2010 y la aprobada recientemente, todas molestaban a la gente de bien.

Es entendible, no las necesitaban, ya tenían Barajas y el vuelo a Londres. Mientras las mujeres de mal, jugando a la ruleta rusa en oscuras habitaciones a manos de curanderas.

Ya en este siglo, más molestias para la gente de bien. En 2005 la Ley del Matrimonio Igualitario. Hasta en manifestaciones codo con codo con Cardenales, Arzobispos y Obispos se juntó el PP. La única familia era la formada por un hombre y una mujer, y punto. Nada de peras con manzanas, dijo Botella. Después el amor haría que, a Alfonso Maroto, portavoz del PP en el Senado, no le pareciera una molestia este nuevo derecho. Y me alegro de que pudiera casarse.

Repito, cada vez que se han aprobado leyes con nuevos derechos, el Partido Popular ha votado en contra y las ha recurrido ante el Tribunal Constitucional. En esta estrategia ahora, además, tiene que sobreactuar porque le aprieta la ultraderecha.

Hasta que el Estado velara por la salud le molestó al PP y a su gente de bien y, así, se opusieron y manifestaron contra la Ley que prohibía fumar en espacios públicos.

Y lo mismo con la Ley de Igualdad de 2007, o las más recientes Leyes de derecho a una muerte digna o la llamada Ley Trans. Enormes molestias para le gente de bien, aunque no obliguen a nada ni a nadie, pero si concedan oportunidades y soluciones a todos, gente de bien y de mal, también a sus hijos, a sus padres y abuelos.

Tengo dudas de que el PP no haya entendido como molestias a la gente de bien, la recuperación de derechos laborales, la subida del SMI, la garantía del poder adquisitivo de los pensionistas, el incremento de las becas, la mejora de las prestaciones por desempleo o la subida de los salarios de los empleados públicos porque a todo se ha opuesto.

Es muy posible que la gente de bien lo olvide, les perdone y puedan volver a dedicarse a lo suyo: recortar derechos a la mayoría y otorgar algún privilegio nuevo para su gente de bien.

En fin, tras oír a Feijoo, y siendo miércoles de ceniza, tenía dos opciones. Aproximarme a la gente de bien empezando por ir a tomar la ceniza o mantenerme firme en el eje del mal. Por tranquilidad mental e higiene frontal, opté por lo segundo.

Buena semana.