Algo estamos haciendo mal...
La Firma de Eva Calleja
"Algo estamos haciendo mal...", la Firma de Eva Calleja
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Palencia
Algo estamos haciendo mal como sociedad, mal no, muy mal. No puedo dejar de pensar en eso mientras trato de imaginar cuánto dolor y cuánta desesperación tiene que haber en la cabeza de unas niñas de 12 años para decidir acabar con una vida que casi acaba de empezar, que tan solo está empezando a dibujarse.
A la historia de Alana y de Leila, las gemelas que decidieron suicidarse juntas, se ha unido en las últimas horas la de un chaval de 15 años que se lanzó por la ventana y que está en estado muy grave. Pol dejó una nota, igual que las gemelas de Sallent, en la que escribió que no aguantaba más las burlas de sus compañeros y que no quería seguir viviendo “en un mundo donde la mala gente es aplaudida y las personas sensibles, nobles y de buen corazón siempre tienen las de perder”.
El acoso escolar está en el trasfondo de estas historias. Imagino qué debe sentirse al ser una persona ignorada, al escuchar insultos y burlas de tus iguales, con los que en teoría deberías estar socializando y de los que, sin embargo, tienes que ocultarte para que no te dañen.
Imagino el miedo, la frustración, la desesperación, la desesperanza, la impotencia al no encajar, al no gustar a nadie, al encontrar odio en vez de amistad, al sentirse un bicho raro.
Y eso cada día. Despertarte para no querer moverte de tu cama, territorio seguro. Despertarte sin saber cómo contarlo, a quién contarlo… creyendo que estás sola o solo.
A todas luces hace falta actuar de forma coordinada. No podemos dejar toda la responsabilidad en manos de las personas de los centros educativos que probablemente necesitan más apoyo y más recursos para abordar un problema que se sigue creciendo. Es preciso que la sociedad en conjunto tome cartas en el asunto y ahí las madres y padres tenemos mucho que decir. Educar contra el acoso, educar en respeto a la diversidad, educar en empatía, educar para aceptar las peculiaridades de cada persona, en cuanto a su físico, su acento, sus formas de moverse, de vestir… es tarea común. Démosle una vuelta porque descubriremos que todos en algún momento hemos hecho algún comentario que no debía ser.
Por supuesto que el acoso escolar no es el único motivo de suicidio entre los menores pero puede estar detrás de muchos de ellos. Las cifras son durísimas: el número de menores de 15 años que se quitaron la vida el pasado año se ha incrementado un 60%. Vuelvo al inicio… algo estamos haciendo mal como sociedad.
Así que hemos de enfocarnos a la acción. Mirar de frente un tema tabú hasta no hace mucho puede modificar realidades. Hablar del suicidio salva vidas. Estoy absolutamente convencida de ello. Así que hablemos. Hablemos cuanto sea preciso. Abramos puertas para encontrar salidas.
Es hora de hacerlo. Es urgente y necesario.