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Titirimundi contará con 35 compañías y cerca de 300 actuaciones

La 37 ª edición se celebrará del 10 al 15 de mayo. La venta de entradas comenzará el 18 de abril vía online y en el Centro de Recepción de Visitantes (CRV)

Titirimundi

Titirimundi

Segovia

El Festival Internacional de Teatro de Títeres de Segovia Titirimundi celebrará su 37 edición del 10 al 15 de mayo en Segovia con una programación ecléctica que se plasmará en espacios como caravanas, pequeños retablillos o jardines, con su espíritu único de celebración de la Vida, además del prestigio internacional que lo señalan como meca del arte del teatro de títeres.

“Esta será una edición con muchos espectáculos que apuntan a lo festivo, que es sello de Titirimundi, junto con ese deseo de llegar al alma a través de temas como el paso del tiempo, el miedo, la belleza, nuestras referencias o todo lo que hemos enfrentado en estos tres últimos años”, expresa la directora del festival, Marián Palma.

Participarán 35 compañías, que realizarán en 27 espacios y rincones de Segovia capital 288 funciones, volverá Titiricole con 14 centros y 25 montajes, 31 funciones escolares, las terrazas y la labor social de Titirimundi, siempre fuera de programa y dirigida a un colectivo delicado que no puede acercarse a los espacios habituales: como la planta de tratamientos crónicos de pediatría de un hospital, residencias de ancianos, centros penitenciarios, centros de atención de personas con discapacidades psíquicas y físicas, etc., donde los títeres alientan e impulsan en su labor terapéutica y emocional.

Además, 39 pueblos de Segovia disfrutarán del festival, así como 12 espacios de Madrid (Teatro de Titeres de El Retiro, Museo Lázaro Galdiano, Centro del Títere de Alcorcón, El Boalo, Soto del Real y Castilla y León (Burgos, Salamanca, Candeleda y Zamora), Gavá (Barcelona), Redondela (Pontevedra) y Barañáin (Pamplona). Un total de 373 funciones en una 37 edición que se prevé prometedora, con la presentación de los últimos libros de Shaday Larios (Teatro de objetos documentales, editado por La uÑa RoTa, un libro único en su género, una implacable mirada en torno a la capacidad que tienen las materialidades más insignificantes de conmovernos y provocar encuentros) y Rodorín (Hagamos títeres de cachiporra, de Ed. El Embudo, con fotografías de Perdinande Sancho e ilustraciones de Elena Odriozola).

En esta edición, el Festival –que no disfrutará del emblemático carrusel, esperado para el próximo año, pero sí llenará el Azoguejo de variedad de talleres, juegos con Guixot de 8, y juego con un espectáculo lleno de ironía y sorpresa sobre tiernos peluches descuartizados de la compañía de Amberes Pikz Palace– cuenta con el principal patrocinio del Ayuntamiento, la Diputación de Segovia y varios colaboradores, además de las ayudas de dos de sus inestimables precursores: la Junta de Castilla y León y el INAEM, cuya cuantía se desconoce hasta el mes de julio, con la dificultad que presupone. “No saber con qué presupuesto se cuenta es como hacer un salto mortal sin red. Nuestro compromiso y responsabilidad con el público y la implicación de las compañías es lo que nos invita a seguir, teniendo en cuenta la capacidad de adaptación a las circunstancias del festival y su equipo.

Hacerlo con una cautela extrema y montajes de pequeño formato es parte de la panacea para hacer una edición de altura en un festival de este calado: no el festival que quizá querríamos, renunciando a espectáculos que teníamos proyectados, sino el que discretamente podemos hacer, considerando que contamos con ayuda, pero no sabemos la cantidad hasta después de que ya se haya celebrado el festival”, explica la directora.

Por eso, “es preciso que se sumen ‘voluntades institucionales’ y del tejido industrial y económico de la ciudad, con el fin de estar a la altura de la marca y del público que la sostiene. Una contribución a cultivar la mirada hacia este especial mundo del teatro desde la infancia, que es aportar al mundo una forma más enriquecedora de gestionarlo”, añade.

Crear vínculos, preservar y difundir el arte del teatro de títeres: La Fundación Titirimundi-Julio Michel De este deseo de preservar y difundir el arte del teatro de títeres como patrimonio cultural universal y de un Titirimundi que no solo es sello de calidad, sino de creación de un espíritu que durante estos 37 años se ha ido construyendo desde el sueño de una utopía, llevada a la realidad “con trabajo y el ideal de un visionario”, como apunta Palma, ha nacido también la Fundación Titirimundi-Julio Michel, que desde hoy será la albacea de un Festival que, según el estudio realizado por la UNED, tiene un retorno en la repercusión económica mayor de seis veces que lo aportado a nivel presupuestario. Un festival que no solo es motor de las industrias culturales y creativas, sino cuyo impacto económico en el territorio se constituye como un espacio estratégico de cohesión cultural, reflexión social y una clara inversión, según se desvela. “Creemos en el poder de la cultura para ayudarnos a conectar, construir, comprender, desarrollar y preservar sentimientos de identidades múltiples y comprensión mutua, como se ha visto durante la pandemia.

 

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