Sociedad | Actualidad

La vergüenza de reconocer que tu hijo te pega

La asociación Stop Violencia Familiar organiza unas jornadas con expertos para conocer este tipo de violencia que solo denuncian el 14,2% de las familias

Entrevista a Javier Urra y Rafael Llor, experto s en violencia filio-parental

El 14% de las familias han denunciado violencia filio-parental, la que los hijos ejercen sobre sus padres, pero ese porcentaje es el que denuncia, es solo la punta del iceberg de un problema mayor que en la mayor parte de los casos, no sale de las puertas del hogar para afuera. Los progenitores sienten vergüenza al reconocer que sus hijos ejercen violencia sobre ellos. Según los datos de la asociación Stop Violencia Familiar, el 12'2% de los jóvenes de entre 13 y 18 años ejercen violencia psicológica hacia padres, abuelos o hermanos. Es violencia verbal, amenazas o chantajes. Y el 3,2% ejerce violencia física.

Diferentes expertos de los ámbitos de la psicología, la justicia, la educación y los medios de comunicación departieron hoy en el salón de actos de las Cortes de Castilla y León sobre el creciente fenómeno, a la luz de los datos de la Fiscalía General del Estado, de la violencia filio-parental, frente a la que abogaron por una educación en el “respeto a uno mismo y a la autoridad” de los menores españoles.

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Amor, seguridad y límites

El doctor en Psicología y Ciencias de la Salud, además de director clínico de Recurra Ginso, Javier Urra, que reiteró la idea de que la violencia filio-parental es “una realidad que existe” y que, además, es uno de los dos únicos temas en que la problemática de la juventud española ha aumentado con respecto a generaciones anteriores, junto a las agresiones sexuales en grupo, “que se han disparado un 50 por ciento”.

Se trata así, en relación a la violencia filio-parental, de hijos que agreden a sus padres “de manera emocional, verbal, física o económica” porque, desde corta edad, cuando pegan a sus padres o abuelos “alguien le dice que no lo haga pero sin fuerza, y él se da cuenta que nadie le dice que no”. Una realidad que además, alertó Urra, se puede expandir a la violencia de género porque “quien no admita un no o agreda a su madre, es más que posible que agreda a su pareja”.

Por ello, y ante una sociedad española que se caracteriza, según Urra, por ser la de “la falta de respeto, a uno mismo y a la autoridad”, el doctor en psicología se mostró proclive a sacar a estos menores de ese entorno para “distanciarles, ponerles ante un espejo y sientan la catástrofe que supone agredir a un padre”, motivo por el que, el 80 por ciento de los casos, “ya sea por el ámbito judicial o el privado, se reconvierten”.

En todo caso, Urra apuntó que “lo ideal es no llegar cuando un chaval tiene 16 años y está acostumbrado a machacar a sus padres, sino educar correctamente desde la familia, en los colegios, en los medios de comunicación y en la red social” con ‘autoritas’ y “para los otros” porque “cuando uno es sensible con las personas, no agrede, utiliza la palabra y la mediación” ya que, al fin y al cabo, “los niños necesitan amor, pero también seguridad y límites”.

Así, Urra concretó que “hay que tratar a los niños con respecto, para responsabilizarles y prevenirles” ante situaciones donde “parece que se quiere comprar el cariño de los niños, y eso es un craso error”. “Chantaje nunca, ni de tu pareja ni de tus hijos”, concretó el director clínico de Recurra Ginso, que también reclamó educación en “esfuerzo y memoria” ya que, sin estos dos factores, “no hay futuro”.

Por último, el experto en psicología lamentó que “la sociedad está cambiando” y que, por ello, a su centro llegan “más chavales con patología mental”, con trastornos obsesivo-compulsivos y depresivos, así como con ideas suicidas, que “hunden su raíz en niños y adolescentes”, por lo que pidió “dotar de medios a los centros de salud mental, a los psicólogos clínicos y a los psiquiatras” pero, principalmente, “hacer una sociedad más santa” en la que “no se busque solo la felicidad del yo, sino del tú”.

Empatía y cooperación frente a sociedad “más competitiva”

Cerró la jornada, junto con el pedagogo, educador social y maestro Rafael Llor, la psicóloga clínica especializada en infancia y adolescencia Amaia Izquierdo, que tras reiterar el aumento de la incidencia de casos de salud mental infanto-juvenil, hizo un llamamiento a la sociedad para “sensibilizar” sobre este tema tras la “quiebra” producida durante la pandemia en los jóvenes.

“Se trata de trabajar no tanto en la patología sino en la promoción de la salud mental, porque los jóvenes son el futuro de la sociedad”, apuntó, desde cuestiones “muy básicas como el respeto y el apoyo a las familias” para lograr una “vinculación y apego seguro” desde el que desarrollar “la empatía y la cooperación”, frente a una sociedad “cada vez más competitiva”.

“Debemos volver a las bases para, entre todos, construir una sociedad que ayude a nuestros jóvenes de forma firme, para mirar al futuro con esperanza”, concluyó, rebatiendo la idea de que los jóvenes son peores que hace unas décadas: “No, son gente con ganas con aspectos importantes que tenemos que repensar”.

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