Opinión

Empleo, desmotivación y más cosas

La Firma de Eva Calleja

"Empleo, desmotivación y más cosas", la Firma de Eva Calleja

Palencia

Leo el último informe sobre bienestar mental y trabajo realizado por Alan y me preocupan sus resultados que reflejan un elevado índice de desmotivación y de malestar con relación al desempeño laboral.

¿Qué está pasando?

Vayamos a los datos: cuatro de cada diez españoles, independientemente de su edad, se plantea abandonar su trabajo. La insatisfacción es especialmente habitual entre la población más joven, el 54% afronta un descontento generalizado con su puesto de trabajo y estaría dispuesto a dimitir hoy mismo, según revelan los datos del barómetro de la salud mental en las empresas españolas.

Entre las razones: precariedad o falta de estabilidad, sueldos que no permiten llegar con solvencia a final de mes y, en muchos casos, la imposibilidad de desconectarse de la realidad laboral en su tiempo de ocio.

En este sentido el teletrabajo, una fórmula que avanzó enormemente en la etapa de la pandemia y que parece que ha venido para quedarse, no parece ayudar mucho en algunos casos. Aunque el teletrabajo parece ser una mejor manera de conseguir la conciliación laboral y personal, sin embargo, según este estudio, quienes realizan sus funciones a distancia reconocen tener más estrés, falta de motivación y más presión en comparación con las personas que acuden a la oficina.

Y siendo todo ello muy importante y, por supuesto, urgente de solucionar, me parece que hay otras muchas cuestiones que en vez de sumar, restan.

No creo que ayude mucho lo que la sociedad nos vende, asociar el éxito con el tener cosas, cosas caras, tenerlas rápido y cada vez más pronto. Quien no las tiene, parece que queda descolgado del resto. Y esto en el caso de los más jóvenes es aún más preocupante. Si no tienes el último modelo de teléfono, si no tienes ropa de marca, si no tienes esas zapatillas carísimas… si no tienes… si no tienes… no eres.

Todo esto vuelve a colocar en primer plano el tema del bienestar anímico, del bienestar mental y emocional. Y sin eso, la vida se hace muy cuesta arriba y puede llegar a convertirse en una elevada montaña difícil de subir cada día.

Me vienen a la cabeza muchas preguntas… ¿Trabajar para vivir o vivir para trabajar? Y más allá de eso ¿qué valores estamos trasladando a las generaciones más jóvenes? ¿cuántas cosas innecesarias llenan nuestros hogares? ¿por qué priorizamos las cosas a las personas, las experiencias, las vivencias? ¿cuántas veces damos a los más pequeños cosas que ni siquiera han pedido o deseado? ¿las compramos por ellos o por nosotros mismos? ¿tal vez es para sentir que así solventamos la falta de dedicación de tiempo? Creo que es fundamental recolocar nuestra escala de valores, colocar las cosas realmente importantes en la parte superior de esa escala.

Algo estamos haciendo mal y nuestro cerebro lo sabe y se revela. Tal vez es tiempo de escucharlo antes de que sea demasiado tarde.