Mercedes y su decisión de asentarse en el medio rural: "Si hubiera tenido que emprender de cero, no habría podido hacerlo"

Peñafiel

Mercedes Vázquez luce con orgullo su apellido, y no es para menos. Ya no solo porque sienta admiración por su padre, sino porque desde hace años ha dado continuidad a la empresa que él formó: Avícola El Monte. Situada en Montemayor de Pililla, Vázquez ha tratado de actualizar y renovar la firma que ahora dirige junto a otro socio, y que de momento cuenta a mayores con un empleado más, si bien su objetivo es crecer para poder dar más trabajo en el medio rural. Aunque se halla a medio camino entre la ciudad y el pueblo, ha comprado un terreno en este último -no en el que trabaja, pero cerca- con la finalidad de asentarse de una vez por todas y gozar de la buena vida que le ofrece un pequeño municipio, aunque entiende que hay servicios claves que han de cubrirse y cumplirse.

En este caso, su firma, se dedica a vender huevos fecundados para que otras granjas incuben y críen pollos. Un sector que tiene tirada y futuro, aunque precisa de una mano de obra que no es fácil hallar. Trabajar en el campo es sacrificado. También lo es el papeleo. Las peleas con las administraciones y su burocracia, al igual que le ocurre a la inmensa mayoría de mujeres que comparten su historia con nosotros en el espacio impulsado por la Asociación DueroEsgueva, es eterna. Y cansa mucho. No hay simplicidad, y hasta para pedir una ayuda hay que adelantar dinero. Es inexplicable. Y es más, emprender a día de hoy de cero le parece harto complicado -más en un negocio como el que ostenta-. "Si hubiera tenido que emprender como tal, no habría podido hacerlo. Tendría que haber invertido más de un millón de euros. Para una persona conseguir ese dinero es imposible. He heredado el negocio familiar, y lo que estamos intentando es actualizarlo a los nuevos tiempos", detalla Mercedes.

Por suerte, no se ha encontrado ningún comentario puramente machista que le haya desmoralizado. Sí cree que hay una tendencia en el sector primario de asimilar al hombre como líder de todo tipo de explotación de estas características, pero aunque muchos no vean a la mujer mancharse las botas, Mercedes es una de las muchas féminas que demuestran que en el campo el sexo no importa.

Su historia es la mejor muestra de que con ilusión y pasión por lo que se hace, se puede lograr todo objetivo. Y confía en que el sector primario cuente con futuro y el relevo generacional que, sin ir más lejos, ella misma ha practicado. Y es que a nadie se le puede olvidar "que lo que se come viene del campo" y que por tanto "esta actividad es necesaria". Más aún con gente como Mercedes.

La charla puede reproducirse en el audio superior.