Gastro

La revolución del Bar Jamari en Aranda de Duero y el Polígono

Con solo 23 años su gerente, Diego Pascual, se hizo a cargo de él, y en solo 7 le ha permitido convertirlo en toda una referencia para la ciudad

La revolución del Jamari en Aranda de Duero y el Polígono: 57 tortillas, shows, y cocina variada

Aranda de Duero

Cuando Diego Pascual tenía 23 años se le planteó la posibilidad de coger un local icónico de Aranda de Duero y el Polígono Residencial: el Jamari. Llevaba desde los 17 trabajando en un mundo sacrificado como el de la hostelería, y hacerse cargo de un 'gigante' era apuntar alto y apostarlo todo -dinero incluido- a una carta... que salió bien. Desde ese momento han pasado ya más de siete años, y de los cuatro que eran en plantilla por aquel entonces han pasado a ser catorce. El número no solo 'esconde' buenas condiciones laborales -porque sus camareros llevan años con él, y de hecho, él piensa que tiene mucha "mano izquierda"- sino un evidente éxito para el Jamari, que se ha convertido en un polo de atracción de todo tipo de edades.

"Llevamos con esto desde el 4 de marzo de 2016. Siempre me ha gustado la hostelería y he sido del barrio y el Polígono; se me presentó la posibilidad, y fuimos con ello. Yo quise rejuvenecer el local, cambiar la manera para que en una mesa pudiera haber chavales de 18-20 años con señores de 60-70 años, y eso es un lujo; lo hemos conseguido. Con 23 años, eso sí, estaba como un flan. Todos los trabajadores eran más mayores que yo, y tenía ese miedo de que no saliera bien. Trabajaba en un bar de noche, y esto era apostar y meter dinero. Una inversión que se hizo con cariño y con ese deseo de que fuera bien", relata Pascual.

Las tortillas, grandes triunfadoras

Son las 12.30 horas y la mañana ha sido ajetreada. Un vaivén constante de clientes-se entremezclan trabajadores con estudiantes y jubilados- entra y sale en busca del almuerzo, después de que el desayuno se iniciara con la apertura del local a las 8.30 horas. "Dame un pincho de tortilla", dice un joven "¿Cuál quieres?", le responde la camarera. Y hay que pararse a pensar cuál elegir, porque hay ya 57 tipos. "Yo no sé cómo hemos conseguido esta fama con las tortillas, pero es que hay gente que de camino de Madrid para, y viene a recogerla porque han leído por ahí que las tortillas que hacemos son muy buenas. Y eso es que te llena de orgullo, porque gustas aquí pero también fuera; es una barbaridad", dice Diego, explicando que las de alioli tienen mucho tirón, y aprovechando la conversación para sentarse, porque aunque tenga una amplia plantilla, él es el primero que da el callo.

Una de las tortillas del Jamari / imagen facilitada

Esas adoradas tortillas son aptas para todos; también los celiacos. "Cada vez hay más gente que padece esta realidad y no se les puede dejar fuera; hay que darles también facildiades", insiste, antes de desgranarnos una amplia carta en la que también se les tiene muy en cuenta. "Desde primera hora con desayunos hasta la noche con las raciones no paramos, con todo tipo de tapas entre medias. Pero de jueves a sábado tenemos una oferta especial con raciones y demás para que la gente pase por aquí; desde las 20 hasta las 23.30 horas la cocina está abierta", comenta, explicando que "al dar una vuelta haciendo un bar diferente dando la categoría al barrio que merece, hemos logrado que gente del centro o Santa Catalina venga".

Los espectáculos

Parte del éxito del Jamari viene también por la vida que aporta al barrio. Hace unos meses, en compañía del humorista local Myster Robles, el local ha desarrollado noches de monólogo los viernes. "Estuvimos dándole una vuelta, y empezamos a hacer en septiembre monólogos y ha sido una locura: de subir un cartel a las 10 de la mañana de un lunes y tener en cuarto de hora todo lleno. Estamos muy satisfechos de ver esa respuesta, y no es un bar pequeño. Pero esto no es poner un monólogo y ya, hay que currárselo un poco más", define Pascual. "Me di cuenta de que en Aranda falta ocio, sobre todo para la gente joven. Fui partidario de hacerlo, y estoy contento de que la gente responda así", porque aquí la gente es de salir, y lo agradece", añade.

Fieles y con vista al futuro

Iván es uno de los camareros del Jamari. Lleva siete años junto a Diego, y valora enormemente las buenas condiciones de trabajo de las que dispone, porque reconoce, "en este mundo no es lo normal". "Somos una gran familia, hemos superado todo bache, tiramos para adelante juntos, y es que es envidiable, la verdad. Hay mucho movimiento a todas horas, porque abarcamos desde que abrimos a primera hora hasta que cerramos. Hay trabajo a todas horas; es un ambiente muy bueno, y lo más difícil que creo que hacemos es que cada años superamos el que parece que es nuestro techo. No me digas cómo", ríe.

Por su corta edad, Pascual tiene sus miras lejanas, con ganas de seguir creciendo. "Tenemos las cosas por ahí. Ideas en la cabeza, lo que tienes, lo que has hecho, lo que puedes hacer... No cierras puertas a nada. Ahora mismo tengo 31 años, y lo que quiero es crecer. Estoy muy a gusto aquí, trabajando muy bien, y quién dice que no podamos abrir otro local en un futuro, quién sabe", sentencia, pero siempre con los pies en el suelo, porque es la fórmula que permitió a ese joven de 23 años levantar el referente hostelero de Aranda en el que hoy se ha convertido el Jamari.

La charla al completo puede reproducirse en el audio superior.

Jorge Alvarado

Periodista. Responsable Digital de la SER en...