Navalmoral busca recuperar el baile serrano
Esta localidad acoge este viernes 4 de agosto un taller de jotas y una demostración de bailes
Entrevista a Carlos del Peso
Ávila
El viernes 4 de agosto, en Navalmoral de la Sierra, bajo el auspicio del ayuntamiento de la localidad, se llevará a cabo un evento en torno al Baile Serrano abulense. La actividad, articulada en taller y baile popular, se enmarca en un proyecto más amplio cuya finalidad está en recuperar las fiestas tradicionales participativas de la localidad. El proyecto de Recuperación de la Tradición Serrana, está liderado por el etnógrafo Carlos del Peso Taranco y toma como base el Corpus de Tradición Serrana de la localidad, publicado recientemente. Los objetivos principales del proyecto aúnan el conocimiento de las técnicas antiguas relacionadas con los elementos singulares y propios de la música, el baile y la indumentaria o cualquier otro elemento relacionado con la tradición, con la recuperación del calendario festivo participativo.
Según dice Carlos del Peso "desgraciadamente, el baile serrano no está pasando por sus mejores momentos y cada vez es más desconocido y olvidado. Ha contado Ávila con interesantes y variados ejemplos en su baile tradicional, que ha pervivido a duras penas hasta hace relativamente poco. Actualmente el folklore se muestra en manifestaciones de escenario que en su gran mayoría se aleja de la tradición antigua, estando más cercanas de un espectáculo creativo que del baile tradicional que quiere recrear. Por todo ello la actividad que se presenta se sustenta en todas aquellas manifestaciones que han llegado hasta nosotros, con mayor o menor fortuna, y que conforman un repertorio rico en formas y matices.
El baile tradicional serrano participativo cristalizaba, a lo largo del año, acompañando distintos momentos del ciclo festivo, desde el baile más de casa, familiar, al ritmo de percusiones sencillas como las del calderillo, la botella, el badil, los almireces o las tapaderas, al baile de calle, que en la Sierra era sobre todo de cuerdas y que, en las tierras llanas, para las fiestas menores, se sustituyó por la pandereta, reservándose la música profesional (de gaitilla y tamboril) para las grandes fiestas y eventos.
Al igual que la instrumentación para el baile era variada por demás en toda la provincia, de la misma manera era variado el desarrollo coreográfico del mismo. Bailes de pareja para los momentos más íntimos, bailes de unas pocas parejas dispuestas en una única fila en rondón (que es la figura más presente en la Sierra), o bailes que, para las fiestas grandes, donde la gaitilla era la protagonista, se disponían en una gran rueda castellana (denominadas también rondones), de cincuenta o más parejas de baile, colocadas las mujeres por fuera y los hombres por dentro de ese gran corro, girando todos al contrario de las agujas del reloj.
Los temas que se desgranaban en el baile son una amalgama de repertorio más o menos arcaicos, desde las seguidillas (ya documentadas en el siglo XVII), las rondeñas o veratas, a la jota en sus múltiples variantes. Completan este repertorio los fandangos castellanos (estructuras muy abundantes en la mitad norte), las charradas o bailes corridos, los bailes juegos (las carrasquillas, las jerigonzas, el pingajo) o el baile tres (reminiscencias de antiguos bailes renacentistas).
En ocasiones estos bailes de pareja se ritualizaban, como es el caso de los utilizados para las galas, bailes cuestatorios de boda donde la novia debía de bailar una vuelta con los invitados a cambio de una dádiva o presente que reforzaría el nuevo proyecto de familia. En algunos casos, estas galas de boda o espigos iban acompañados de una manzana, en la mano de la novia, prendida con alfileres que servían para sujetar el dinero en el traje de la novia o en la propia fruta. De la misma manera algunos temas bailables, como la jota o la charrada, han servido para acompañar a parejas de bailadores (usualmente hombres) en la ornamentación de procesiones, delante de las imágenes, y que todavía pervive en muchos pueblos de la mitad norte de la provincia.
La recuperación de los antiguos códigos del baile tradicional es el fin último de este tipo de talleres, devolviendo a la calle el lugar natural que tuvo siempre el baile participativo. Este tipo de iniciativas se han realizado con éxito en el sureste español (donde el baile tradicional sigue muy vivo) o en comunidades como Asturias con sus Nueches en danza donde se ha conseguido revitalizar de nuevo el baile popular, el baile de diversión y fiesta, alejado de los estereotipos coreográficos de los escenarios y festivales folklóricos.
La acción, además, se enmarca en el refuerzo de elementos de carácter patrimonial como es la reciente declaración de la jota como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial o la que está en proceso referida a los toques tradicionales de guitarra en el marco de las fiestas participativas cuyo expediente se acaba de incoar y para el que se ha solicitado la inclusión de las rondas de guitarras de la Sierra de Gredos".
En Hoy por Hoy Ávila nos acompañaba este jueves Carlos del Peso