Y ahora llega la IA

Palencia

Henos aquí de nuevo para comenzar la temporada postvacacional, cada cual con sus propósitos e ilusiones. Ahora toca volver al cole con una novedad que requerirá mucho trabajo para ser utilizada, controlada e integrada, hablamos de la Inteligencia Artificial, ese invento tecnológico, tan sabelotodo como metepatas, que nos invade y nos fascina al tiempo que nos da respeto, por lo que pueda pasar. Cosas del demonio, que dirían los ancestros.

Creo que los más pequeños de mi generación fuimos los primeros en librarnos de usar en clase la pizarra y el pizarrín. Cuadernos, bolis, lápices y pinturillas era nuestro preciado ajuar escolar. Mucho tiempo después aparecieron las calculadoras ¡qué invento portentoso! resolvíamos problemas aritméticos en un pispás.

Ya metidos en generaciones posteriores llegaron los ordenadores, a continuación Internet y con ellos el Rincón del Vago y la Wikipedia que daban resuelta la investigación sin tener que acudir a las hoy destronadas enciclopedias. Ni que decir tiene que el alumnado adolescente iba tres pasos por delante y sabía más de esos portales que los propios docentes, con lo que muchos profes tragaron con trabajos copiados y pusieron buenas e inmerecidas notas. Sin prisa y sin pausa nos invadieron las tabletas y los relojes inteligentes, que te cuentan de ti lo que ni tu sabías. Este desbordamiento tecnológico imparable ha ocurrido en unos pocos años, menos de cuatro décadas. Vamos con la lengua fuera, y nos dimos cuenta de que o te vas poniendo al día o te conviertes en analfabeto y no puedes salir de la aldea.

Y llegó, madre mía, la Inteligencia Artificial, un auténtico desafío en las aulas. Un paseíto para el alumnado que nació tecnológico. Se supone que lo de hacer trabajos en casa quedará en la historia. Voces autorizadas dicen que cambiará el sistema docente y que toda la población sin excepción tendremos que aprender a manejarlo y controlarlo. Pues, a remangarse toca.