Isaías de Blas: una pasión en Aranda de Duero que va de padres a hijos

Aranda de Duero

Isaías de Blas puede ser considerado como todo un ejemplo de emprendimiento y éxito en la Ribera del Duero. Él y su familia, naturales de Milagros, se desplazaron en los años 60 a Aranda con la experiencia previa de una pequeña tienda de alimentación. Cuando Isaías llegó a la capital ribereña, comenzó a trabajar como delegado de ventas en una fábrica de piensos "pero no era lo suyo; él tenía claro que su vida estaba en el comercio", tal y como explica Ángel, uno de sus hijos. Así, comenzó la llegada y posterior expansión del que ya es el último almacén mayorista de alimentación, bebidas, droguería y menaje de la ciudad, como es Isaías de Blas. El nombre la gran superficie en honor al creador, ya advierten, "nunca va a cambiar". Lo que sí ha cambiado en varias ocasiones es su ubicación. De una pequeña tienda en el centro urbano a modo de autoservicio a otra más grande, y así hasta situarse en la Avenida Portugal del Polígono Industrial en unas espaciosas instalaciones -cada vez más- con muchísimas referencias y marcas variadas para todo tipo de productos.

Continuidad

Una de las cuestiones que más enorgullece a este almacén mayorista son sus raíces. Y no es para menos. La pasión, la ilusión, el trabajo y la honradez que inculcó Isaías a sus hijos ha calado hondo también en sus cuatro nietos. "Venían a trabajar los veranos, les ha gustado, y quieren seguir con el negocio porque les gusta", cuenta Ángel de Blas, trabajador incansable que ama lo que hace. "Podría estar jubilado, pero aquí sigo, aunque delegando ya muchas cosas en los jóvenes", dice entre risas. Junto a él se encuentra su hermana Teresa, ya sí jubilada, aunque reconoce que "cada vez que me paso por aquí me da el impulso de ponerme a hacer algo". "Yo tengo que agradecer a mis padres esa unión familiar que siempre nos inculcaron, esas ganas de crecer, y los hermanos quisimos continuar lo que él empezó. Aunque él ya nos decía que el futuro para nosotros iba a estar en el almacén", añade.

Crecimiento

Hace apenas tres años Isaías de Blas estaba formado por 11 empleados. Ahora son 21. Y este crecimiento ha venido, paradójicamente, a raíz de la pandemia. "Se corrió la voz de que aquí no nos faltaba de nada, cosa que sí ocurría en los supermercados. La gente empezó a venir y valoró mucho los grandes espacios que teníamos pero también los precios y la calidad de los productos, al ser mayoristas. No se nos acabó el papel higiénico nunca", ríe Ángel haciendo memoria e hincapié en que pasaron de vender a las tiendas al público general. Ese boom fue tan positivo como el de la charcutería, que es una de las zonas del almacén en las que se ha ampliado plantilla. "La calidad de los productos que tenemos, además del buen jamón y embutido al corte, ha ayudado mucho, al igual que el bacalao, que llevamos más de 30 años con la misma empresa", reseñan, aunque lo que más gusta, creen, es el trato personalizado. "A la gente le gusta el trato personal de lo que es una tienda de pueblo. Y aunque ahora seamos un almacén mayorista que también hace repartos -tiendas, establecimientos y particulares-, seguimos dando ese trato al igual que en los inicios", asevera Teresa.

Futuro

Con los años este almacén se ha ido actualizando, y su clientela es constante, tanto de Aranda como la Ribera. Y el futuro es ilusionante cuanto menos porque, a diferencia de otras empresas, la tercera generación está "totalmente implicada y con deseos de continuar". "Entre ellos hay unidad e interés. Nos alegra mucho que sigan y mantengan esos valores que nos inculcaron nuestros padres y que nosotros hemos inculcado en nuestros hijos. En ellos confiamos", sentencian, sabiendo que el originario Isaías de Blas estaría muy orgulloso de ver que aquello que creó ha crecido de forma sana, y manteniendo la esencia y la honradez que siempre caracterizó a aquella tienda autoservicio que hace 53 años abrió las puertas por primera vez en Aranda.

La charla al completo puede reproducirse en el audio superior.