A todo trapo: Terrazas. viviendas, coches y tren
La Firma de Javier Gómez Caloca

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Palencia
El Equipo de Gobierno municipal quiere llegar a los cien primeros días, que se cumplen la próxima semana, con deberes iniciados en asuntos y temas la mayoría heredados de la parálisis e incompetencia de anteriores gobiernos municipales. Va a todo trapo y, por ello, con riesgo cierto de algún derrape. El PP, tan exigente ahora con el soterramiento o las terrazas de la hostelería, por ejemplo, tiene credibilidad cero y legitimidad para exigir soluciones urgentes, menos que cero. Sestearon doce años, malgastaron el EDUSI, miraron para otro lado ante el salto del carnero, nos dejan carriles bicis dibujados en blanco y negro y otras herencias envenenadas que seguirán apareciendo.
Sobre las viviendas colaborativas para jóvenes, chapó a la gestión del Ayuntamiento aunque mejor que no pierdan de vista a la Junta que, diga lo que diga su Presidente, en esto y otros asuntos, joderán al Ayuntamiento y a los palentinos, todo lo que puedan. Del soterramiento tiempo habrá de comentar, pero, adelanto, o es ahora o nunca, todos a una, con la Alcaldesa en cabeza y el resto al lado, en las instituciones pero también en la calle. Murcia enseñó el camino.
Las terrazas COVID, y otras, dividen y levantan muchas susceptibilidades, comprensible porque estamos hablando de cómo, para qué y quién tiene preferencia en el uso del espacio público. Desde enero estamos en una situación, cuando menos, alegal. Hay que cumplir y hacer cumplir la Ordenanza de 2016.
Pero, no atropellarse, más cuando se tienen diez concejales de 25 y se ha suscrito un pacto de legislatura. Un documento de 20 páginas, como la actual ordenanza, alguna página más, ¿no se puede hacer de aquí a fin de año para que entre en vigor a más tardar el 1 de enero? Yo creo que sí.
Primero una ordenanza nueva, dialogada con vecinos y hosteleros y, si es posible, consensuada con el resto de partidos, y después retirar lo que haya que retirar, que será casi todo. Una norma que diga dónde se pueden poner, con qué ornamento, qué horarios, nivel de ruidos tolerable, que determine que en la terraza te tienen que servir y no convertir al cliente en camarero y recogedor de vasos, con discriminación positiva para las instaladas en los barrios, etc.
El mal gusto y el abandono de algunas terrazas (en mi barrio una lleva abandonada más de un año) lo que merecería es mandar una Caterpillar y un camión, pero si hemos esperado casi dos años, esperemos tres meses más y no hagamos gastar dinero a lo tolón. Dinero privado sí, pero recursos públicos también.
Y ya veremos si el número de terrazas que se ajustan a la nueva norma son menos, igual o más. Serán más porque las dinámicas sociales son imparables. Lo mismo que es imparable la desaparición de los vehículos de los centros urbanos como se hizo hace tiempo en Oviedo o Pontevedra. En esto la propuesta municipal de Zona de Bajas Emisiones, en un intento de contentar a todos, es ridícula y pacata.
Quedo a la espera de que se me etiquete, pero como he abandonado las redes, ojos que no ven, corazón que no siente.




