Opinión

Violencias por doquier

La firma de Rosa Alcubilla en la SER

Violencias por doquier, la firma de Rosa Alcubilla

Violencias por doquier, la firma de Rosa Alcubilla

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Aranda de Duero

¡Cómo está el mundo! He escuchado esta frase muchas veces el último mes, desde que se recrudeció el conflicto entre Israel y los palestinos. La situación es terrible, inimaginable el sufrimiento que viven los palestinos. Me he encontrado con varias personas que ya no ven los telediarios ni escuchan las noticias, para no sufrir con este genocidio. Aunque muchos gobernantes europeos tienen un silencio cómplice, los ciudadanos debemos ser responsables, aislarnos no es la solución. Participar expresando solidaridad y repulsa a esta barbarie es un acto de compromiso.

Nos molesta e indigna la violencia de Israel, o la de Rusia contra Ucrania, pero cada día constato que vivimos en una sociedad agresiva, con una violencia soterrada, que justificamos a toda costa. En el día a día soportamos, o somos protagonistas, de numerosos actos de violencia, no con la magnitud de las guerras, pero sí dejan una impronta en nuestro carácter. Tal vez es la sociedad de la inmediatez y se pone el semáforo en rojo, enseguida lanzo improperios contra él. Me tomo un café a media mañana y si la persona que me precede es dubitativa y no elige con prontitud, me quejo airada de que yo sí tengo prisa. Voy al supermercado y alguien por despiste se me cuela en la fila, reacciono con grosería. Salgo a hacer deporte por el parque y siempre me encuentro perros sueltos que me intimidan, así me quejo alzando la voz a sus dueños. Cuando me reúno con mis amistades hablamos con desdén y rabia de la gente del trabajo, de la familia, incluso de los vecinos, que ni siquiera conozco bien, pero seguro que alguna de sus actitudes me molesta. Regreso a casa y grupos de jóvenes sacan su rabia tras el partido de fútbol rompiendo cristales y espejos de los coches. Y, si les increpo, me devuelven exabruptos Normalizamos nuestras violencias en todos nuestros espacios.

Hemos aprendido conductas violentas, las solapamos y poco a poco van arraigándose. Y, hablando de violencias, no puedo olvidar que el 25 de noviembre, dentro de 15 días, es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Y ahí siguen también esas violencias obstétricas, violencias económicas, etc. que hay que visibilizar. Muchas mujeres hemos aprendido a detectar y a reprobar esas agresiones, por pequeñas que parezcan, sobre nuestros cuerpos, nuestras decisiones y nuestra vida. A lo mejor tenemos que replantearnos nuestras actitudes cotidianas violentas y así entender cómo hay países, y personas que dirigen esos países, que no reconocen sus atrocidades, al haberlas normalizado. Un acto violento nunca tiene justificación. Ya basta de minimizarlos. Habrá que buscar una vacuna, pero esta vez contra la violencia. Mientras tanto, comenzar con la educación y la empatía, dejando atrás la soberbia y el autoritarismo, sería un buen cambio.

 
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