La mermada plantilla de Digitex teme el desmantelamiento del centro de trabajo

Aranda de Duero

Empeora la situación en Digitex en Aranda. El despido de nueve personas tras la finalización del servicio 11888, sin ser incorporadas a otro departamento como se les había comunicado previamente, ha generado incertidumbre y afecta especialmente a trabajadores más veteranos.

Esta empresa, que llegó a Aranda de la mano de la Fundación Michelin, llegó a contar con una plantilla de más de doscientos trabajadores, que se ha ido reduciendo a la quinta parte por distintas circunstancias. Según denuncia el comité de empresa, la falta de información sobre la subrogación para el servicio de Caixabank y el clima laboral insostenible, agravan la situación. “Ahora mismo Aranda solo contaba con el servicio 11888 y con el servicio de asistencia de CaixaBank y servicio de asistencia como gestores, porque aunque cobremos como teleoperadores de telemarketing, somos gestores, hacemos funciones de gestores, y al desaparecer el 11888 por la nueva ley sobre emisión de llamadas, que nosotros nos enteramos por las propias compañeras que se acababa el servicio, no por la propia empresa, exigimos explicaciones y esas explicaciones fueron que se les acaba el servicio, que reubicaban a las compañeras, las pusieron en el departamento de formación y de ahí se las buscarían nuevos servicios, pero nuestra sorpresa fue que al mes, más o menos, el 27 de noviembre, las despiden, no las reubican, y son compañeras con una situación de edad complicada y que llevan entre 15 y 18 años en esa empresa”, lamenta Marta Pascual, la presidenta del comité de empresa.

El servicio de Caixabank ha pasado de estar bajo la gestión de esta empresa, que actualmente es Conecta, a otras dos empresas, a donde deberían pasar las trabajadoras afectadas por esta reestructuración, pero no hay una información clara y se temen que se puedan ver obligadas a tener que trasladarse a otras ciudades sin compensación alguna o quedarse sin empleo y sin indemnización si optan por renunciar. “La empresa como tal desaparecería en Aranda; esas empresas tampoco tenemos claro si van a establecerse en Aranda, aunque no lo parece, por lo tanto haríamos teletrabajo para unas empresas que todavía no sabemos ni cuál van a ser, ni en qué fecha va a suceder, ni se nos da información clara, lo cual nos hace sospechar que hay alguna jugada sucia en la que pretenden deshacerse de nosotros”, pronostica Pascual, que añade que “el clima laboral es totalmente insostenible”, desde que la empresa la adquirió Konecta. “Tenemos unas formaciones pésimas y lamentables que se ha trasladado a la empres, con teléfonos y medios pésimos y lamentables y todo nos lleva a pensar que lo único que quieren es tirar de la cuerda tanto hasta que nosotros por nuestros propios medios decidamos que antes de ahogarnos nos vayamos de la empresa de forma voluntaria con una mano delante y otra detrás”, añade.

Los despidos sin previo aviso y la posibilidad de desmantelar el centro aumentan la inquietud. Además, la alta tasa de bajas por ansiedad refleja el impacto del estrés laboral en las trabajadoras.

Los representantes sindicales ven estas acciones como represalias por ejercer sus derechos legítimos, y expresan temor por el futuro de las 41 familias afectadas. La empresa parece no estar buscando soluciones para mitigar la crisis, dejando a los trabajadores en una situación compleja e incierta.