Queridos y odiados tópicos navideños
La Firma de Guillermo Flores
"Queridos y odiados tópicos navideños", La Firma de Guillermo Flores
Palencia
Esta época del año está llena de topicazos. El primero, las luces de navidad. Las de la ciudad siempre polémicas, hay que poner más luces, qué derroche, en los barrios, en el centro… En nuestras casas unos pasan de ellas y otros a lo americano.
A mí que siempre me ha gustado adornar la navidad, la obligación de tener que decorar 4 locales y mi casa me ha hecho coger cierta pereza. Me quedo con ese momento de mi infancia en el que sacábamos de las cajas, las bolas, los espumillones y esas genuinas guirnaldas luminosas de colores que íbamos colocando en familia en un pino natural que habíamos ido a comprar al vivero.
Antes de las luces llega la lotería de navidad. Un fenómeno social que arrasa hasta el punto de que hay personas que se llegan a gastar en lotería dos veces su ingreso mensual. Empiezan a comprar en agosto y cuando suman décimos y participaciones se dan cuenta de la pasta que se han gastado.
Reconozco la ilusión que genera y aunque yo nunca he sido de lotería, me preocupo como la mayoría de comprar el décimo al menos en los sitios que mas frecuentas. Por cierto, me he quedado sin décimo en la Peña del Athletic de Bilbao, qué tengo que hacer, ¿desear que les toque?
Lo mejor, imaginarte la noche antes del sorteo cuando te acuestas, qué harías si te tocara. Al día siguiente nos decimos, lo importante es la Salud.
Nos volvemos locos por juntarnos de comidas y cenas, con nuestros compañeros de trabajo y amigos, casi no quedan ni días ni restaurantes. Las familias se organizan para ver cómo y dónde se juntan, los "cuñaos" no discuten tanto, si no se toca política y fútbol.
Al comercio le damos alas con el amigo invisible, Papá Noel y los Reyes Magos, aunque las compras empezaron el viernes negro por internet.
El pescado y el marisco se dispara de precio y nos aconsejan que lo compremos antes y lo congelemos. Pensamos que lo más rico,k cómodo y barato son unos huevos fritos con patatas y jijas, pero comemos pavo, lechazo, besugo o cigalas.
El turrón engorda y sabe mejor antes y después de navidad, pero es porque durante la navidad estamos estragados de tanta comilona. Bebemos cava porque es más barato que el champagne. El discurso del Rey ya no es tan seguido y mucho menos los especiales de Nochevieja desde que existen redes sociales.
En Palencia la San Silvestre es multitudinaria pero no tiene mérito si no te tomas después una botellita de cava con los amigos.
Las uvas sin pepitas son tiquis como la sociedad de hoy y si no llegas a comértelas al tiempo de las campanadas porque te atragantas de la risa, eso el lo mejor, síntoma de salud y de que estás con tu gente. Los más jóvenes se encorbatan y lucen sus trajes de fiesta para salir de cotillón.
Veo personas que odian la navidad por distintos motivos y quieren que pase rápido este mes. Yo a pesar de que ya no se disfruta como cuando eras niño y te juntabas con abuelos, tíos, primos y hasta vecinos, cuando te acostabas pronto para que los Reyes no te vieran despierto y amanecías entre madelmans y mecanos, conservaré toda mi vida el espíritu de la navidad.