Todos no somos iguales

Palencia

Solo somos iguales para la cultura cristiana ante los ojos de Dios. Lo que es incuestionable es que todos deberíamos tener los mismos derechos y las mismas oportunidades. Hay países bastante complicados en este aspecto, pero quedémonos en España, en Palencia.

Aquí mismo en nuestra ciudad, en nuestro entorno más próximo no somos iguales, qué va. Les hay como se dice, que nacieron con un panettone debajo del brazo, todos conocemos los apellidos de familias adineradas de nuestra ciudad que con más o menos mérito labraron un patrimonio que permite a sus descendientes tenerlo más fácil para vivir, para estudiar, para emprender o seguir los pasos de su familia.

Pero la gran mayoría del pueblo pertenecemos a esas clases sociales llamadas media o baja que se definen así básicamente por las posibilidades económicas. Y con independencia de esa clase en la que nos encuadra la sociedad, no somos iguales, somos muy diferentes.

Cada uno tenemos unas aptitudes y habilidades, cada persona es distinta, tenemos unas inquietudes e ilusiones que perseguimos y sobre todo cada uno tiene una tenacidad, constancia y capacidad de esfuerzo diferente.

Dentro de una misma clase social, por desmontar el mito de que el dinero lo es todo, unos progresan y otros se estancan o arruinan su vida. Me da igual si hablamos de un pobre que de un rico. Sé que el rico tendrá más oportunidades y se le trata mejor, pero también ahí hay mucho “desmángao”.

No es igual una persona que estudia una carrera o un oficio, o que saca una oposición, que la que pudiendo, no agarró un libro.

No es igual una persona con ambición por emprender un proyecto, que arriesga su tiempo y su dinero para sacar adelante un negocio, que una persona que no tiene esa inquietud.

Es distinta una persona trabajadora que busca mejorar los ingresos básicos de su convenio laboral aportando más a su empresa, que una persona que pudiendo trabajar o pudiendo hacerlo más, busca la ley del mínimo esfuerzo. Es distinto el que se lo curra que el que busca premeditadamente ayudas y subsidios para trabajar menos.

Para mí no son iguales dos personas que con la misma gripe, una acude a su puesto de trabajo y la otra se toma 3 días. No es lo mismo, no es la misma actitud.

No me comparen una persona honesta, una persona que cree en el respeto a las cosas y el amor a las personas, que otra que va de delito en delito, corrupción, tráfico ilegal y violencia. No es igual una persona que salva vidas que otra que las rompe.

No somos iguales los solidarios de sillón que los que se pasan años de su vida ayudando in situ en tareas humanitarias.

No somos iguales no, somos muy diferentes. Todos no merecemos lo mismo. Se merecen más los que se lo curran.

Las personas somos diferentes, somos únicas, y no siempre pero en general, decidimos el camino por el que queremos movernos en lo laboral y en lo personal. La suerte también se busca, pero si no compras lotería, jamás te va a tocar.

A mí no me vale el “café para todos” pero ahora sí, para todos por igual, feliz navidad.