Paca
La opinión de Juan Miguel Alonso (9/1/2024)
León
Salvador Armesto, Salva , es un artista plástico y un creador cuya imaginación excede con mucho los límites de lo convencional, de los raíles rígidos en que se mueve el burócrata. Su aportación al arte mural urbano en la ciudad y en la provincia no es menor, aunque muchos munícipes la hayan despreciado de palabra obra y omisión. Salva vive desde hace años con su perrra Paca en un chalet abandonado porque su pobreza le impide el lujo de una vivienda diga. Salva despliega la magia de las pompas de jabón en cualquier calle para pagar su plato.
El pasado 23 de diciembre un despliegue policial digno de una causa mayor, le arrebató a Paca en plena Plaza de la Pícara. Se argumenta la peligrosidad del animal y una extensa nómina de incidentes que no ha dejado ninguna denuncia en el juzgado. Pero la razón esencial de este secuestro canino es que Salva es pobre, que vive con las galas de los sin techo y que el concejal de turno aplica el rigor de la norma a los débiles para ocultar la complacencia con la que se trata a los poderosos, cuyos expedientes y sanciones duermen meses cuando no años en los cajones del Ayuntamiento.
Cualquiera que conozca a Salva y a Paca sabe de la nula peligrosidad del animal y del amo y del vínculo fraternal que los une, de la inhumanidad de la medida y de la imperiosa necesidad de que Paca regrese con su dueño cuanto antes.
Ahora un abogada altruista ayuda a Salva con los laberintos legales para conseguirlo y más de 500 paisanos han firmado ya la petición para devolver a Paca en la Plataforma Change.org. Esperemos que no sea precisa la intervención de la Virgen del Mercado o de algún abad con mucha fe para reparar esta injusticia tan gratuita y vergonzosa. Y el milagro se opere solo, desde el sentido común y la dignidad de todos los hombres, también de los que no lucen los oropeles de la riqueza.