De lo efímero
La opinión de Juan Miguel Alonso (14/2/2024)
León
Nada es eterno en León , salvo las terrazas. O eso parece inferirse del borrador que el Ayto capitalino ha presentado de la ordenanza que regulará terrazas y veladores en la capital del reino.
El asalto del espacio público de los citados se consagra con la bendición consistorial, expoliando a la ciudadanía de una buen a parte de su calles y vías. Allí, donde el virus turístico ha plantado su bandera, se hace tarea casi imposible caminar , convirtiendo al transeúnte en un paria en su propia ciudad. En algunos lugares del Barrio Húmedo, del Cid , o de las plazas más céntricas el paseo se convierte en un laberinto de mesas y sillas que obligan al viandante a justar el perfil para superar la prueba. Por no hablar de las terrazas en plazas de aparcamiento , que dejan no solo un agujero en las arcas municipales, sino también una estupenda mala hostia en los conductores que vagan en el espacio tiempo con la ingenua intención de estacionar sus vehículos mientras plazas y más plazas se convierten en regalo de nuestros munícipes para terrazas y veladores la mayor parte del día vacías.
León, siempre tan suyo, va en sentido contrario de la mayoría de las ciudades que recuperan estos espacios para los vecinos, dando por finiquitada la excepcionalidad de las medidas para ayudar a la hostelería tras el Covid. Aquí tenemos la extraña capacidad de obrar el prodigio de convertir lo coyuntural en definitivo, como en ese engendro que se plantó en medio de la Plaza de San Marcelo, a 50 metros de Botines y en medio del camino Santiago, y que ahí sigue, como paradigma de la arquitectura efímera convertida en jeta inmortal . Va para tres años. Ahora dicen que esperando por la justicia. Qué cosas hay que oír. Y en San Valentín. Ya ni la fiesta del amor respetan.