25 años dando vida al bar de Piñel de Abajo

Aranda de Duero

Carlos de la Cal nos atiende con las puertas de su negocio cerrado. Es hora de prepararlo todo para una nueva jornada de trabajo, tranquila al ser entre semana y estar en estos primeros meses del año. Pero siempre con la misma ilusión. Lleva 25 años gestionando el bar El Ruedo -puso el nombre su mujer- de Piñel de Abajo, el único de este municipio que supera el centenar de habitantes y del que se siente uno más, aunque viva en Pesquera. "Paso realmente más horas aquí", reconoce.

El bar en el medio rural no es un bar. Es un centro de ocio, un punto de encuentro, de charla, de socialización. Pero también un cúmulo de gastos que hay que pagar. Y por ello, cree -acertadamente- que las administraciones deberían tenerlo en cuenta para echar un cable y ayudar a sostener a estos negocios que dan vida a los pueblos.

De la Cal se muestra agradecido. Hace no mucho le rindieron un homenaje por su cuarto de siglo en Piñel. Allí se conoce al dedillo a su clientela. "No hace falta que me pidan; yo ya sé lo que quieren cuando entran", reconoce este enamorado de los animales, que decidió dar el paso de emprender con el ánimo de su familia, y de hacerlo por cierto en un sector que apenas conocía. Pero le ha ido bien. Porque el cariño y la hospitalidad de los vecinos es una realidad, y el formar parte de un pueblo con tanto movimiento ayuda. Hace poco hicieron una cena de hermandad. "Eso fue mi mujer, que le dio por hacer una merienda", dice Carlos, explicando que "pasamos muy buen rato".

Y es que cómo no se va a sentir uno feliz y cómo en un pueblo tan hospitalario como Piñel, que abrió sus brazos a un 'forastero' que ya es uno más.

La charla al completo puede reproducirse en el audio superior.