Opinión

El Gran Hermano perdió contra la proximidad y la seriedad sindical

La Firma de Javier Gómez Caloca

El Gran Hermano perdió contra la proximidad y la seriedad sindical

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Palencia

Buenos días, la actualidad exigiría hablar de parques de bomberos, de bomberos que no lo son, de chantajes con fuego, de terrazas sin camareros, de árboles sacrificados, hasta de un tal Koldo o un tal Alberto, y, de si gusta la fruta; pero, me van a permitir, que lo haga de mi gente de UGT.

De mis compañeras y compañeros de la UGT en la Junta de Castilla y León, en SACYL, en todas las secciones sindicales de la Administración Autonómica que han vuelto a ganar, y con los mejores resultados de siempre, las Elecciones Sindicales en Palencia. Casi más votos y delegados (32) que el segundo y tercer sindicato juntos.

Además, se enfrentaban a un gran hermano publicitario y mediático, y de funcionarios se llaman, expandiendo demagogia, medias verdades y mentiras por tierra, mar y aire, por tele, radio y prensa de lunes a domingo y de la mañana a la noche. A las 6,50 ya estaban ahí, a la comida, a la merienda, antes de comer y hasta en Hora 25. Te levantabas con ellos y te acostabas con ellos. Que derroche, sus euros les habrá costado. Entrabas en la red y se te aparecían, con ese fondo azul demasiado parecido a la playa de Feijoo en las Generales.

Frente a esta maquinaria ¿qué tenía UGT? La razón, la verdad, la humildad, el día a día en los centros de trabajo, la proximidad, la seriedad, no propiciar el enfrentamiento entre colectivos y categorías y unas buenas candidaturas sin espacio para los rebotados de otros.

Hay que subir andando a las torretas de incendios de Peña Tremaya, o Santa Lucía en julio a almorzar con los compañeros y ver sus necesidades, recorrerse el Edificio de Casado del

Alisal, planta a planta, despacho a despacho que, aunque llegues más tarde que las decenas de impersonales correos diarios, llevas el compromiso de ocuparte por los problemas; hay que estar permanentemente en el CAUPA, atendiendo a todos, sin distingos de color del uniforme, hay que visitar todos los centros de educación varias veces al año, en fin, para ganar hubo que rebatir, punto por punto, cara a cara con los compañeros de trabajo, todas las mentiras que el gran hermano no dejaba de extender y, por esto, los empleados públicos siguieron confiando en UGT. Este esfuerzo que han hecho, que llevan años haciendo, es imbatible, se gaste lo que se gaste en campañas más propias de la política populista que de la actividad sindical, más humana, más cercana.

Quiero personificar esta forma de hacer sindicalismo, en dos compañeras que trabajan en el Centro de Atención a Personas con Discapacidad del Monte. Ganaron, por primera vez, las elecciones hace treinta años y no han vuelto a perder. El Gran Hermano iba por el centro vendiendo la piel de las osas antes de tiempo… y las osas se la zamparon. Este será el último mandato de Maribel y de Mariví, pero la siembra está hecha con Tere, Emi, Conchi, Azu, Nerea, tantas y tantos más; que nunca olviden lo que las enseñan cada día. Cuando se jubile Maribel su taquilla habría que llevarla a la Escuela Julián Besteiro para enseñar a los nuevos delegados del sindicato. Mariví, sí, mi hermana Mariví, 35 años de incansable e impagable actividad sindical, aguantando internamente a los derrotados míos de siempre, llevándose el trabajo a casa y en verano al pueblo; acudiendo a su centro en pandemia para trabajar de limpiadora, que no era su puesto, atendiendo a todo el mundo a cualquier hora… Va por ellas. Feliz semana.

 
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