La procesión de Piedad y Reconciliación protagoniza los actos del Sábado de Pasión
El acto incluye este año alguna modificación en su recorrido
Palencia
La Hermandad Franciscana de la Santísima Virgen de la Piedad es la encargada de organizar la procesión de "Piedad y Reconciliación" de este Sábado de Pasión, que cada año se encamina a una parroquia distinta del extrarradio de la ciudad para realizar una celebración penitencial comunitaria, centrada en el sacramento de la Reconciliación. El acto comenzará en la Iglesia de San Agustín a las 18 horas. Este 2024 la cofradía estrena una nueva cruz de difuntos e incluirán una pequeña modificación del recorrido así como reubicación de los puntos en los que se realizan los rezos. La procesión contará con el acompañamiento de la Agrupación Musical Santo Cristo del Desenclavo de León.
RECORRIDO
Iglesia de San Agustín, Calle Mayor, Obispo Nicolás Castellanos, Lope de Vega, Capilla del Santo Sepulcro, Valentín Calderón, Barrio y Mier, Antonio Maura, Higinio Aparicio, Niños de Coro, Plaza San Pablo, Iglesia San Pablo y Monasterio de la Piedad. Hermanos Madrid, Luis Guanella, Canónigo San Martín, Cuartel de San Fernando, Cervantes, Plaza de San Antolín. HH Ancianos desamparados (junto antiguo Monasterio Franciscano de San Buenaventura). Mayor Antigua, San Miguel, Alonso Fernández del Pulgar, Marqués de Albaida, Mayor, Don Sancho, Burgos. Iglesia de Santa Clara. Berruguete, Felipe Prieto, Plazuela de la Sal, Plaza Mayor. Iglesia de San Francisco. Ignacio Martínez de Azcoitia, Mayor, Iglesia de San Agustín.
IMAGINERÍA
- San Francisco de Asís. Vda. de Reixach, S. XX. La imagen de S. Francisco de Asís representa al santo fundador de la orden franciscana (1182-1226), y patrón de la Hermandad. Ciertamente san Francisco fue un personaje que aún en vida se había convertido en una suerte de reliquia viviente, tal fue la fama que alcanzó en la Italia del siglo XIII, y que tuvo como inmediata consecuencia su canonización en 1228, sólo dos años después de su fallecimiento. Así pues, su representación artística tampoco se hizo esperar y ya en el siglo XIII encontramos importantes ciclos pictóricos dedicados a su vida y obra. El pintor Cimabue (c. 1240-1302), el maestro de Giotto, y considerado el iniciador de la escuela florentina, incluyó un retrato de san Francisco en una de sus obras, constituyendo ésta una de las primeras representaciones conservadas del santo. Cimabue, debido a sus propias fechas de nacimiento y muerte, no llegó a conocer a san Francisco, pero sin duda pudo saber por algunos de sus contemporáneos más longevos cuál era la apariencia del santo. Él le representó como un hombre imberbe (o a lo sumo con una ligerísima barba), con tonsura y el habitual hábito franciscano. En sus manos y pies ya aparecen los estigmas, que se convertirán en la principal seña de identidad de san Francisco. Con esta apariencia será representado hasta aproximadamente la segunda mitad del siglo XVI, cuando sus rasgos se vuelvan más afilados y austeros y los pintores le hagan crecer la barba. La imagen a la que rinde culto la Hermandad, es una donación realizada en 2003 por los PP. Franciscanos de Orense, con motivo de su erección canónica en 2003. Procedente de los talleres de la Viuda de Reixach, de principios del s. XX, insiste en la representación más tradicional del santo, en posición erguida, mostrando los estigmas en las manos, y sosteniendo entre sus brazos un crucifijo.
- Santísima Virgen de la Piedad. Hermanos Martínez, 2004. La Stma. Virgen de la Piedad es una obra inspirada en las de la escuela catalana, que viene a repetir un modelo de reproducción en serie, del cual existen múltiples ejemplares en toda España realizados en diferentes materiales y tamaños. Es ésta una composición realizada en dos fases por los talleres "Artemartínez" de Horche (Guadalajara). Primeramente, en 2003, se ejecutó la Cruz Desnuda, que procesionó exenta durante aquel año, para completarse el conjunto en el año 2004 con la realización de la Virgen de la Piedad. Este paso representa la tradicional escena o momento en el que la Virgen María acoge, soporta y sujeta el cuerpo sin vida de su Hijo. Es un cuerpo musculoso, con claras señales de cadáver, expresado no solamente por la plasticidad del cuerpo que tiende a desplomarse, sino en el rostro tétrico y de marcado dramatismo, que incluso sugiere desagrado. Es el cuerpo del hombre que deja la tierra para retornar a su Padre, en el cielo.