Opinión

Día de contrastes

La Firma de Leonor Ramos

"Día de contrastes", la Firma de Leonor Ramos

"Día de contrastes", la Firma de Leonor Ramos

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Palencia

El Domingo de Ramos del 2024 pasará a recordarse como el domingo de los contrastes.

Uno se decantaron por la Semana Santa y otros por el baloncesto. Me gustó ver los titulares de algunos periódicos durante este fin de semana: "Pasión blanca", "Afición o devoción" y "De la alegría a la meditación". Y eso fue lo que muchos aficionados al baloncesto sentimos en los últimos 5 minutos de partido, cuando el Zunder se quedó a sólo 3 puntos del Madrid. Pero esa alegría se volvió a convertir en silencio en pocos minutos y es el que el marcador siempre se decanta por uno o por otro, así es el deporte y en este caso fue para el Madrid. Justo o no, algo bastante cuestionable según muchos por las decisiones arbitrales, la cuestión es que ganó el Madrid, pero eso sí, jugadores del Zunder Palencia, yo me quito el sombrero ante vosotros porque vaya partido.

Yo, como muchos otros, fui una de las que acudió a ver la Semana Santa, a ver a la Borriquilla, que todos esperaban ansiosos, y que muchos decían, "es lo que todos estamos esperando y la ponen al final de la procesión". Yo sinceramente, de estas cosas, de procesiones, pasos y demás, no entiendo mucho, así que en este sentido prefiero no opinar ni decir nada. Entre el público, había muchos que andaban más pendientes del móvil y de dar continuamente a actualizar el Twitter que a la Borriquilla. Vamos, que muchos estoy convencida que la esperaban ansiosos pero ni la vieron, y es que no podían levantar la mirada de la pantalla.

El domingo fue un día de contrastes, unos en el Zunder, otros en la Semana Santa; unos con el móvil en mano para ver el resultado, otros con el móvil en mano para inmortalizar el momento de la procesión. Unos con la mirada puesta en los cofrades y otros cruzando por el medio de la procesión; de verdad que esto lo sigo sin entender. Un niño cofrade marcando el paso con la palma y otro jugando con ella a darse en la otra mano, a modo de raqueta; una niña cofrade dormida en brazos de su madre y otra niña, que acabaría de aprender a caminar hacía poco, que caminaba torpe con su capa, pero de la mano de su madre, no paraba de andar.

El domingo fue un día de contrastes, y si lo piensan todos los días son así. Estos días puede que muchos nos estén escuchando desde la playa o montaña, y otros lo hagan desde su trabajo, y es que así es la vida, está llena de contrastes.

 
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