¡No a la violencia! ¡No al terrorismo! ¡No a la guerra!
Opinión del párroco solidario del barrio de San Antonio y de Grijota (Palencia)
¡No a la violencia! ¡No al terrorismo! ¡No a la guerra!
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Palencia
Me entristece ver las imágenes de Gaza. Allí se está produciendo un genocidio. Aquellos que lo sufrieron de manos de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, hacen lo mismo ahora con los palestinos. Condeno por supuesto también el terrorismo de Hamás y todo tipo de violencia.
Cuando a una vida humana le ponemos precio y le damos valor desde la patria, el mercado, la política, la religión, los saberes y los poderes, nos adentramos en el camino de la ideología del terror, del miedo, del muro, de la muerte y la destrucción. Ideologías que usarán doctrinas, normas y leyes para justificarse en lo que no hay justificación.
Frente a la ideología del terror y su terrorismo, sea del tipo que sea, no vale la indiferencia ni la neutralidad. Por eso, hoy más que nunca necesitamos la ideología de la fraternidad, de la igualdad, de la tolerancia, del respeto al diferente, del diálogo, de la escucha….
Necesitamos razones y corazones con ideologías de vida y humanismo, ecumenismo de voluntades que quieran construir la paz y la fraternidad. Y tiene que ser ya, porque el hacha está en el borde de la arboleda y no podemos detenernos ni dormirnos. ¡No a la violencia! ¡No al terrorismo! ¡No a la guerra!
Como añadido al comentario de opinión de nuestro colaborador, Pedro Brouilhet, cabe destacar que en el Domingo de Pascua en que resuena el anuncio de que Cristo ha resucitado, el papa Francisco expresó su anhelo de paz y el fin de las guerras en todo el mundo, especialmente en Tierra Santa, Ucrania y Siria. En ese día tan importante para la fe católica, que el pontífice catalogó como “el comienzo de todo”, pidió el cese de los conflictos armados y renovó los llamados a un alto el fuego en Gaza.
Desde el Balcón central de la Basílica de San Pedro y ante 30.0000 fieles, Francisco detalló en su mensaje pascual el sombrío tiempo que nos ocupa, cargado de odio, armamentos, riesgos de hambruna, migrantes que huyen de peligros y tormentos. Y concluyó con la bendición Urbi et Orbi. «La Iglesia revive el asombro de las mujeres ante la tumba abierta y vacía de Jesús. Sólo Él ha resucitado y es capaz de hacer rodar las piedras que cierran el camino a la vida. Que cerramos continuamente con las guerras que campan a sus anchas por el mundo», dijo con bríos y mayor fuerza en su voz que en días anteriores de la Semana Santa.
Luego profundizó en los dos conflictos sobre los cuales sus comentarios han suscitado la mayor controversia: Ucrania y Gaza. Dirigió su mensaje “a la Ciudad Santa de Jerusalén, testigo del misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y a todas las comunidades cristianas de Tierra Santa”. Señaló que sus pensamientos estaban con Israel y Palestina y apeló una vez más a un alto el fuego y garantías para la ayuda humanitaria a Gaza, así como la liberación de los rehenes israelíes secuestrados el 7 de octubre por Hamás.
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